Desde el campus de verano FAES, la fundación ideológica del PP, el ministro Wert ha defendido sus reformas en educación y sobre la selectividad no ha concretado cómo se sustanciarán, pero ha señalado a "la cultura de la evaluación" de modo que "todo final de etapa" venga "marcado por una prueba externa" para "estar seguros de que el sistema funciona de una forma razonable".

"Truco facilón" hablar de reválida
El ministro ha comentado que "la única prueba de evaluación final" que ha persistido en España es la de acceso a la universidad, cuando, además, parte de una "mala concepción" porque la superan la mayoría de los estudiantes. El titular de Educación ha abogado por "la instalación consistente y robusta" de las pruebas externas porque el sistema educativo español "se ha deslizado hacia la mediocridad". Wert ha criticado el criterio "letal" derivado de la "educación comprensiva" que considera "esencial" que el sistema educativo no "produzca segregación". Sobre este punto y ya en una entrevista en la COPE, Wert ha tachado de "truco facilón para descalificar como mirando al pasado" utilizar la palabra reválida para referirse a las evaluaciones al final de cada ciclo educativo.

"Bobada" hablar de generación mejor preparada
En su intervención en FAES, el ministro ha asegurado que "al final la forma de no segregar es no medir y las consecuencias de no medir es que no existen aspiraciones de rendimiento". Para Wert, decir que tenemos actualmente "la generación mejor preparada de la historia" en España "es una bobada, siendo verdad" porque lo importante no es estar más formados que nuestros antepasados sino "tan preparados como la mayor parte de con quienes tendrán que competir, para encontrar un puesto de trabajo". Ha dicho, en esta línea, que el informe PISA es una "bendición" porque sin él "no sabríamos dónde estamos" en cuanto a los pésimos resultados que obtienen los estudiantes españoles en lengua, idiomas, ciencias y matemáticas.

Continuará aunque no haya consenso
Asegura que la reforma que plantea su Gobierno es "sensata y prudente" y ha negado que su esencia sea "ideológica" salvo que "sea ideológico el pretender que los españoles tengan una mejor educación". Aunque está dispuesto a hacer un "esfuerzo de diálogo" con toda la comunidad educativa, las fuerzas políticas y la sociedad, buscando el "máximo consenso", ha advertido de que no va a "supeditar la esencia de esta transformación a la consecución de ese consenso". "Si ese consenso no parece posible, la reforma se va a tramitar con la diligencia que nos parece aconsejable", ha concluido el ministro.