El ministro de Economía, Luis de Guindos, siempre ha sido un reputado neocon, es decir siempre ha defendido que el mercado era los fuficientemente listo como para regularse solo y que el Estado no ha de intervenir. Formó parte del Gobierno de Aznar que modificó la Ley del suelo y lo convirtió todo en prácticamente urbanizable, eso unido  a créditos baratos provocó una explosión en el sector de la construcción que hizo crecer el empleo y la economía, pero al mismo tiempo crecía una burbuja inmobiliaria que ahora ha estallado llevándose a los bancos y a la economía por delante. El primer político en hablar de burbuja inmobiliaria fue José Luis Rodríguez Zapatero en el año 2000 y fue duramente criticado por ellos. Cuando llegó al Gobierno cambió la Ley del suelo, pero la burbuja ya estaba inflada y a punto de explotar.

La hemeroteca, una pesadilla para el Gobierno
De Guindos comparecía hoy en la comisión de Economía del Congreso y, entre otras cosas, vino a decir que la ruína de la banca española y su posterior rescate es consecuencia de la burbuja inmobiliaria. Hasta ahí todo correcto porque e suna verdad de perogrullo, pero lo realmente sorprendente fue la "amnesia", por no llamarlo de otra manera, que tuvo el ministro al asegurar que la culpa de la burbuja inmobiliaria, y por tanto del crack bancario es de Zapatero. Es decir, en las legislaturas de Aznar, cuando el Gobierno presumía de que en España se construían más viviendas al año que en Alemania y Francia juntas, cuando la construcción era el único motor del "milagro español", no prosperaron ni las constructoras ni las inmobiliarias, los bancos no concedían hipotecas y no se multiplicaban urbanizaciones como setas. De Guindos afirma sin rubor que la burbuja inmobiliaria se formó entre 2003 y 2009, es decir, en la etapa Zapatero y en su opinión "la burbuja inmobiliaria y su no reconocimiento a tiempo" acentuó "la vulnerabilidad del sector financiero".

Lo que dijo y no quiere recordar
En el año 2003, cuando era Secretario de Estado de Economía, se empeñaba en restar importancia a las voces que alertaban sobre la burbuja inmobiliaria y recomendaba seguir invirtiendo en ladrillo porque "hay unos activos que se transmitirán a generaciones futuras". En una entrevista concedida a ABC no solo negó la existencia de la burbuja inmobiliaria, sino que afirmó que había margen para que siguiera uamentando el endeudamiento privado: "nuestro endeudamiento continúa muy por debajo de la media europea y hay que tener en cuenta que las familias se endeudan para adquirir vivienda, no para comprar bienes de consumo perecederos". El endeudamiento que estaba por debajo de la media europea era el público, es decir, el del Estado. El endeudamiento privado estaba ya disparado.

También dijo en la misma entrevista: "Sí es cierto que las familias están más endeudadas, pero está aumentando su riqueza patrimonial y financiera y hay unos activos que se transmitirán a generaciones futuras".

Por cierto, cuando De Guindos en 2003 era Secretario de Estado de Economía y el presidente del Gobierno era Aznar, el ministro de Economía, y por tanto su jefe inmediato, era Rodrigo Rato, quien también negó la burbuja y al que De Guindos ha fulminado ahora como presidente de Bankia.