Los presidentes de esos dos grandes bancos, Francisco González por el BBVA y Emilio Botín por el Santander, a los que se ha unido el del Popular, Ángel Ron, están claramente enfadados, y cada vez lo disimulan menos, con las decisiones del Gobierno sobre la petición de rescate europeo y, sobre todo, con la manera de hacerlo, que equipara a todas las entidades financieras, necesiten o no ayuda pública, al hablar siempre de la banca como un conjunto homogéneo, que en su opinión no lo es.

Apoyo de Almunia
El comisario europeo de Competencia, que no ha ahorrado críticas a la falta de un diagnóstico común por parte de los países de la eurozona a los actuales problemas de la deuda pública española e italiana, ha dejado entrever que, a su juicio, la extensión de los problemas de la deuda soberana al sistema financiero ha deteriorado la imagen de los bancos, que ahora ven rebajada su nota por las agencias de calificación precisamente por estar en España.

Negocio fuera
Almunia ha asegurado que tanto Santander como BBVA tienen una parte importante de su negocio fuera de España, lo que no justifica el efecto arrastre de las caídas en la calificación de la deuda soberana española sobre sus propias notas adjudicadas por las agencias internacionales. Las afirmaciones del comisario europeo han sido valoradas positivamente por algunos directivos de estos bancos, quienes recuerdan que las decisiones de pedir el rescate “para el sistema financiero” son el Gobierno español, presionado o no por las autoridades europeas.

Buenos y malos
Estos mismos directivos bancarios añaden en conversaciones privadas que la forma de comunicar las decisiones adoptada por el titular de Economía, Luis de Guindos, no es la más adecuada y se quejan de que el ministro no haya mostrado sensibilidad a la hora de explicar públicamente e insistir en que hay entidades financieras que no necesitan ayuda, ni del Estado español ni de Europa, cosa que sí ha sabido ver Joaquín Almunia.