Pocos amigos
Rodrigo Rato ha tenido históricamente muy pocos amigos entre los banqueros. Mientras Emilio Botín le consideraba un advenedizo (un paracaidista procedente de la política), el presidente de BBVA, Francisco González le ha visto siempre como su gran competidor por el poder en el sistema financiero.

Rajoy, ultimo responsable
La carta hecha pública por el ya expresidente de Bankia criticando la forma en la que se ha llevado a cabo la nacionalización, así como las filtraciones de los documentos que el Consejo de Administración del banco tenía preparados horas antes de la decisión del Gobierno guardan tras de sí dos mensajes claros: uno, que Mariano Rajoy, como presidente del Gobierno, es el último responsable político de la entrada del Estado en el banco. Y dos, que en estas circunstancias es más sensato ponerse del lado de los banqueros, molestos también con los bandazos del Ejecutivo en la reforma financiera.

De Guindos y Nadal
Luis de Guindos, ministro de Economía, fue llamado al Gobierno por Rajoy tras las elecciones del 20-N precisamente para dirigir la reforma financiera y venderla bien en Europa, donde siempre ha mantenido una buena agenda. Sin embargo, con el paso de los meses, el poder del director de la Oficina Económica de Presidencia, Álvaro Nadal, ha conseguido ser mayor que el que llegó a tener Miguel Sebastián con José Luis Rodríguez Zapatero desde el mismo despacho de Moncloa. De Guindos, algo molesto en las últimas semanas con esta situación, ha visto subir su grado de descontento por la necesidad de explicar a sus colegas europeos una nacionalización de la que un mes después de su anuncio todavía le faltan detalles importantes.

Montoro, como siempre
Cristóbal Montoro, por su parte, sigue con su estrategia histórica de fidelidad inquebrantable a Mariano Rajoy. Gracias a ella logró el puesto de ministro de Hacienda y evitó la aparición en el organigrama del Gobierno de una vicepresidencia económica que le habría restado protagonismo. Su función dentro del Ejecutivo no tiene casi nada que ver con la reforma financiera y el asesor monclovita Álvaro Nadal tampoco tiene entre sus prioridades entrar en los procedimientos para hacer que las comunidades autónomas y los ayuntamientos respeten los límites de déficit público.

El ala dura del PP
La toma de posición de Rodrigo Rato y sus encendidas críticas a la forma en la que se ha llevado a cabo la nacionalización de Bankia ha profundizado el distanciamiento entre De Guindos y Montoro, así como de Mariano Rajoy con la parte menos afín del PP hacia su liderazgo. El ala más dura de los populares, entre cuyos líderes más significativos se encuentra Esperanza Aguirre, tampoco está de acuerdo con la manera de actuar del presidente del Gobierno en este tema. Entre otras cosas, según señalan fuentes del sector, porque creen que tal y como se ha sustanciado esta crisis, Moncloa ha puesto a Bankia al mismo nivel que otras cajas intervenidas anteriormente, como CAM, y los responsables de la Comunidad madrileña no quieren que Caja Madrid entre en ese saco.

Caja Madrid, accionista
De hecho, el único cargo que aún mantiene Rodrigo Rato es el de presidente de Caja Madrid, que mientras no se materialice la conversión de las acciones preferentes en manos del FROB por títulos ordinarios de capital, sigue siendo el máximo accionista del Banco Financiero y de Ahorros (BFA), a su vez matriz de Bankia, y que acabará en manos del Estado tras el cambio de unas acciones por otras. Rato, que hay que recordar que tuvo como secretario de Estado a Luis de Guindos cuando él era vicepresidente económico con Aznar, siempre ha mantenido que Bankia podía salir sola del agujero y que como mucho podría haber necesitado alguna pequeña ayuda puntual para cumplir con los requisitos del último decreto de reforma financiera.

Más cerca de la banca
Tras el anuncio de nacionalización, el ya expresidente de la entidad ha cambiado la estrategia del silencio por el de extender el mensaje de que la caída en desgracia de Bankia forma parte de una estrategia más global (muy probablemente diseñada por Álvaro Nadal) que tiene como eje aflorar pérdidas pasadas y posibles quebrantos futuros, lo que eleva mucho el listón de las necesidades de provisiones y, con ello, un empujón caso definitivo para la reordenación del mapa bancario español. En esto coinciden con Rato una parte importante de los banqueros y a ellos se ha acercado tras su obligada dimisión.