Por muchísimo menos el Gobierno de Zapatero intervino Caja Castilla La Mancha. Ahora se ha visto que peor que la caja manchega estaba la antigua Caja Madrid y la antigua Caja del Mediterráneo. Todos los españoles sabemos a estas alturas que el pinchazo de la burbuja inmobiliaria arruinó a las antiguas cajas de ahorro y era vox populi que la que tenía mayor ladrillazo encima era Bankia. Su expresidente, y exvicepresidente económico de Aznar y ex director general del Fondo Monetario Internacional, se negó a fusionarse y quiso buscar financiación externa para que Bankia aguantará sola. El resultado es que Rodrigo Rato, con el silencio cómplice del Gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, y la permisividad de sus compañeros de partido en el Gobierno, llevó a Bankia a la peor situación posible. Bankia ha caído y en su caída ha arrastrado a toda la economía española llevando la prima de riesgo a los 450 puntos básicos y a la bolsa española a perder los siete mil puntos básicos. Ni Zapatero tuvo un panorama así. Rajoy lo pudo haber evitado si nada más llegar al Gobierno se hubiera tomado en serio lo que pasaba en Bankia.

Tarde y con mentiras
Mariano Rajoy sabía cuando llegó a La Moncloa como estaba el sistema financiero español. Y sabía que el problema más urgente a resolver era Bankia, pero dejó pasar los meses. Al frente de la entidad estaba Rodrigo Rato, a quien Rajoy había colocado como presidente de Caja Madrid, pero también a quien Rajoy había desplazado como "delfín" de Aznar. Se suponía además que Rato sabía mucho de finanzas. Además de todo esto el Gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, nombrado para ese puesto por el exvicepresidente económico Pedro Solbes, no solo no alarmaba sobre la situación de Bankia, sino que en su última rueda de prensa en Madrid, hace menos de un mes, afirmó sin rubor que Bankia aguataría sola.

Pero al final la verdad es imposible de ocultar y ayer se hizo pública la auditoria  que el propio Rato había encargado  a la empresa Deloitte. Y la auditoria revela que Bankia ocultó, cuando no falseó, datos contables. El principal ejemplo, el equipo de Rato había contabilizado la participación de Bankia en el Banco Financiero y de Ahorro -la filial que crearon para aparcar los activos tóxicos- en 12.000 millones de euros, cuando su valor en bolsa es de ¡dos mil millones! Si hay algo que no perdonan los inversores internacionales es la mentira. Descubierto el pastel de que Bankia mentía, los inversores extranjeros no se fían y huyen de España. Es, nada más y nada menos, Rodrigo Rato, ex director del Fondo Monetario Internacional el que ha mentido durante meses con el paragüas protector del Gobierno. Las consecuencias las pagamos hoy todos los españoles.

La amenaza de Draghi, clave
Primero llegó el aviso del Fondo Monetario Internacional que urgía al Gobierno del PP a que buscara una solución para Bankia, pero los acontecimientos se precipitaron con motivo de la reunión del Banco Central Europeo en Barcelona. el Presidente del BCE, Mario Draghi fue caballeroso con el Gobierno de España en público, pero tal y como informó ELPLURAL.COM, la reunión privada que mantuvieron Draghi y Rajoy fue más que tensa. En esa reunión el presidente del BCE lanzó un ultimatum a Rajoy: o saneaba ya el sistema financiero español o España sería intervenida. Y al Gobierno le entró el pánico.

Por eso, a toda prisa, precipitan en esta semana la caída de Rodrigo Rato. El ministro de Economía, Luis de Guindos, y Rajoy lo hacen tan mal que estamos de nuevo ante una situación de emergencia económica. Han anunciado medidas para sanear definitvamente la inversión en ladrillo de los bancos españoles, lo han anunciado pero no lo han explicado, y el temor a que el Estado tenga que poner dinero público para quedarse con las ruinosas inversiones inmobiliarias de los bancos ha agravado la situación. El Gobierno del PP se la juega en el Consejo de Ministros del próximo viernes.