En Bruselas y en Alemania se ha agotado la paciencia con Mariano Rajoy y ya no hay paños calientes. La reunión que el Banco Central Europeo celebró la pasada semana en Barcelona sirvió para varias cosas, la primera para dejar claro que de momento el BCE no comprará más deuda española, la segunda para ratificar que su presidente, Mario Draghi, insiste en que hay que compaginar austeridad y crecimiento, y la tercera para lanzar un golpe a España con puño de seda: elogió las reformas del Gobierno pero sobre el sistema financiero español añadió, "si hay que hacer algo, hágase" y lo antes posible.

Draghi fue suave en sus declaraciones públicas porque no se va a casa del anfitrión a insultarle, pero en la reunión privada que mantuvo con Mariano Rajoy fue duro, muy duro. Y además le dio un ultimatum: o los bancos españoles dicen cláramente ya cuanta inversión impagada tienen en ladrillo, lo sacan a la venta y sanean sus balances o habrá intervención. No hay más plazos. Se acabó el tiempo.

El Gobierno pierde todo el crédito internacional
Los cuatro primeros meses de gestión de la crisis por parte del Gobierno de Rajoy han sido tan desastrosos que ya no habrá paciencia con España. El PP tomó todas las decisiones pensando en las elecciones andaluzas, y encima perdió. Subió las pensiones cuando en toda Europa se congelan, subió el IRPF cuando en toda Europa lo que se sube es el IVA, y además el Gobierno de Rajoy se comportó de forma arrogante. La negativa a presentar los Presupuestos Generales del Estado hasta después de las elecciones andaluzas y el anuncio de Mariano Rajoy, en la mismísima Bruselas y sin pactarlo con nadie, de que no cumpliría el objetivo de déficit para 2011 indignaron en Europa. Y ahora llegan las collejas.

La prima de riesgo lleva un mes sin bajar de los 400 puntos básicos, la bolsa no levanta cabeza y está en niveles de 2003 lo que ha llevado a las empresas españolas a perder lo que habían ganado en una década, y el paro bate records.

Rato, de "milagro español" a "fiasco español"
El tiempo pone las cosas en su sitio. En el año 2000, Aznar y Rato, jaleados por su medios afines, presumían del "milagro español", cuando la economía crecía a un 4%. Nunca hubo tal milagro porque detrás no había ni tecnología, ni ciencia ni conocimiento. Solo había una burbuja inmobiliaria gigantesca. El empleo que se creaba era en la construcción y el dinero que fluía no era real, era crédito, era deuda porque todos los españoles nos pusimos a comprar pisos, coches, garages, muebles etc. con dinero prestado por los bancos, un dinero que los bancos españoles no tenían y que a su vez pedía a otros bancos, alemanes fundamentalmente. Hasta que todo pinchó, y con el pinchazo de la burbuja inmobiliaria ha pinchado Rodrigo Rato. El otrora vicepresidente económico de Aznar que no consiguió sucederle como candidato a la Presidencia del Gobierno,  ya dejó un mal sabor de boca en el Fondo Monetario Internacional, primero porque este organismo debió preveer bajo su mandato la debacle financiera mundial y no lo hizo, y segundo por la forma en la que se marchó, dimitiendo al día siguiente de cumplir el plazo necesario para que le quedara la pensión vitalicia.

Rato regresó a España de su "exilio" y en el PP alguno, no todos, se pusieron nerviosos, hasta que él dejó claro que no quería saber nada de política y su objetivo era ganar dinero.

Rajoy le pone y Rajoy le quita
No puede estar feliz Rodrigo Rato. Mariano Rajoy le puso al frente de Bankia cuando aún estaba en la oposición. Por aquel entonces Esperanza Aguirre se atrevía a echarle pulsos al presidente nacional del PP, y la "lideresa" se empeñó en poner al frente de la antigua Caja Madrid a Ignacio González, su actual vicepresidente autonómico. Ganó Rajoy, entre otras cosas porque el nombre de Rato despertaba mucho más respeto que el de Ignacio González, que además no tiene ni idea sobre el sistema financiero.

Y paradojas de la vida, Luis de Guindos, protegido de Rato, su subordinado durante mucho tiempo, ha sido el ejecutor junto con Mariano Rajoy. Hay un dato objetivo, la situación de Bankia era límite y, tal como publicó este medio hace meses, o se fusionaba o era intervenida. Sin embargo Rodrigo Rato se empeñó en demostrar a todo el mundo, empezando por el propio PP, que él podía salvar a Bankia e informó al Banco de España de que seguiría en solitario. Lo pasmoso es que en la última rueda de prensa del Gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, éste dijo que Bankia aguantaría sola. Por vergüenza torera MAFO debería dimitir hoy mismo.