Consultorías y expertos internacionales han elaborado informes sobre la economía española a cada cual más sombrío. Estos informes tienen como destinatarios inversores, tanto privados como fondos, que los utilizan para decidir donde colocan su dinero y su impacto ha sido brutal. No solamente retraen las inversiones de capital extranjero a futuro, sino que algunas empresas ya instaladas aquí pueden empezar a plantearse desinvertir o marcharse. Ya circulan rumores de que en esa tesis podría estar el gigante energético francés Suez.

¿Qué dicen los informes?
En primer lugar sitúan la burbuja inmobiliaria y el endeudamiento en el ladrillo como el gran problema, y aseguran que dicha burbuja aún no ha estallado totalmente, por lo que el precio de la vivienda caerá un 35% más de lo que ya ha caído lo que supondrá que los pisos valdrán un 60% menos que hace cuatro años. Y ello implica que tanto particulares como entidades financieras que invirtieron en vivienda hace cuatro o cinco años habrán perdido un 60% de su dinero. La creencia generalizada es que los bancos españoles no han sacado, ni de lejos, su stock inmobiliario al mercado porque eso implicaría un desplome repentino de precios que repercutiría en sus depauperados balances.

Partiendo de esta premisa, los informes internacionales llegan a la conclusión de que la economía española está arruinada porque su funcionamiento está basado únicamente en la construcción, sector que se ha hundido. Añaden además que España tiene problemas prácticamente insalvables, como la combinación de un altísimo paro con la bajada salarial, lo que hace imposible la revitalización del consumo.

Otra consecuencia dramática de la burbuja inmobiliaria la  colocan en los bancos españoles. Afirman que en nuestro país hay bancos “zombis” porque los créditos multimillonarios concedidos a promotores inmobiliarios y compradores de vivienda les han arruinado y todavía  no han saneado balances ni han conseguido capital, a pesar de que la banca española acapara por si sola casi la mitad de dinero que pone en circulación el Banco Central Europeo.

Y hay más: cifran las necesidades de financiación de la Economía española en 372.000 millones de euros para los próximos años, añaden que las Unión Europea no tiene liquidez para cubrir esa financiación pero tampoco la voluntad política de hacerlo.

Y por último las dudas sobre la deuda pública. No se duda de la deuda estatal, un 60% del PIB y en la media de la UE, pero las sospechas sobre las finanzas autonómicas les hacen  calcular que a la deuda estatal habría que sumar otro 30% por los déficits autonómicos y municipales.

El FMI retrasa en 5 años el cumplimiento del déficit
El último informe del Fondo Monetario Internacional augura que la economía española no crecerá este año. Al contrario la recesión se agudizará con un descenso del PIB del  menos 1,8%. De esta forma España se aleja de leve recuperación de la economía que se detecta en Estados Unidos, Japón y el núcleo duro de la zona euro.

Además el FMI pronostica que las cuentas públicas españolas cerrarán este año con un déficit del 6%, en vez del 5,3 comprometido con Bruselas, y augura que no cumpliremos con el objetivo del 3% de déficit hasta el 2018, en vez del 2013.

El FMI lanza también una advertencia sobre las duras políticas de ajuste y recortes impuesta por Bruselas: si solo se apuesta por los recortes y las subidas de impuestos, no habrá manera de que la economía crezca y si no crece no bajará el paro ni aumentará el consumo. Son exactamente las tesis que sostiene el PSOE.