Pero resulta que ahora ninguno de los dos políticos socialistas mencionados gobierna España y ya han transcurrido más de tres meses desde que fuera investido Mariano Rajoy presidente del Ejecutivo.

Tiempo suficiente
Un trimestre es, sin duda, muy corto como para que se pueda frenar con rotundidad el aumento de desempleados. Pero sí que es un tiempo suficiente como para que el Gobierno hubiera puesto en marcha -dentro del pintoresco y enigmático “plan” que anunció Rajoy antes de su campaña electoral- una serie de iniciativas urgentes centradas sobre todo en la tragedia de los parados.

Para bien de los españoles
Cada vez que el líder de la derecha pronunciaba un discurso insistía en que -con Zapatero alejado totalmente de la Presidencia del Gobierno- las cosas se modificarían para bien de todos los españoles. En tres meses, apenas nada. O mejor dicho, el abismo o el rescate.

Gotas de confianza
A esto, añadía unas gotas de confianza, talismán favorito de don Mariano, que ahora mismo provoca, sin embargo, la hilaridad o la irritación, según y cómo, en el conjunto de la Unión Europea.

Recurso infame
Ya no está Zapatero en la Moncloa y Rubalcaba es el secretario general del PSOE, pero no el presidente del Gobierno. Seguir acosándolos a los dos de forma mezquina no sólo es un recurso infame de los rampantes genoveses, sino la prueba del nueve de que a Rajoy no le llega la camisa al cuello.

Regreso a lo de siempre
A la vista está cómo, para desgracia de los ciudadanos, la debilidad de España es -en estos momentos- peor que nunca desde la transición a la actualidad. Y, mientras tanto, él se está quedando sin nuevas armas dialécticas y regresa a lo de siempre: ¡La culpa es de Zapatero y de Rubalcaba!

¿Cuál es la marca?
¿Cuál es la marca, según  don Alfonso Alonso, de los renacidos ataques de ustedes contra lo que llaman la herencia socialista? Es la marca de Rajoy, protector de delincuentes fiscales y  de los despidos libres. A los datos objetivos nos referimos.

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM