- El PSOE como partido intergeneracional, con el que puedan identificarse personas de todas las edades. Debemos reflexionar seriamente sobre el decreciente apoyo de los ciudadanos de mayor edad. Los jóvenes y los mayores tienen que poder confiar en el PSOE, porque sólo así podremos sostener mayorías sólidas.
- Un partido con presencia y fuerza en todos los territorios de España. Ello supone conocer y defender la realidad específica de cada territorio, y significa también ser y actuar como lo que siempre hemos sido: un partido capaz de vertebrar España como proyecto colectivo, capaz de decir lo mismo en todas partes y, sobre todo, de que se nos perciba así.
- El PSOE como organización de la participación permanente. Se acabó el votar y olvidar, el delegar y no volver a participar. Los militantes son ciudadanos informados, con criterio, preparados para asumir la responsabilidad de una participación permanente en debates y decisiones. Por ello, proponemos abrir procesos de consulta interna a la militancia para que participe en la definición de las posiciones políticas que la dirección promueva en las instituciones (iniciativas parlamentarias, etc.) y la sociedad.
- El PSOE como partido de participación social. Hay que acabar con la “autoparticipación”. Se hace socialismo todos los días de la semana, no una tarde a la semana en el enésimo debate sobre nosotros mismos en la Agrupación Local. Se hace socialismo participando en la defensa de la enseñanza pública y de los derechos de los trabajadores, impulsando campañas a favor del desarrollo sostenible y el respeto al medio ambiente, la cooperación al desarrollo, la lucha activa por la igualdad entre mujeres y hombres.
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Pedro Sánchez fue diputado socialista en el Congreso la pasada legislatura y es profesor de la Universidad Camilo José Cela en Madrid