En este momento -ahora mismo- hay dos expresidentes de la derecha, el citado Jaume Matas  y Francisco Camps, sentados en el banquillo de los acusados. Hay que puntualizar que, en el caso de las Islas Baleares, ya hubo hace años otro presidente involucrado en escándalos de enriquecimiento ilegal, como fue Gabriel Cañellas, todo un cacique que, condenado en firme por los tribunales, eludió la pena de cárcel debido a la prescripción de los hechos. Sospechoso  método judicial que tiende a salvar a  chorizos multimillonarios, entre los cuales, algunos de ellos son políticos.

Un político íntegro
Cañellas fue depuesto de presidente del Ejecutivo balear por José María Aznar. Corría el año 1995 y entonces -a punto de llegar a la Presidencia del Gobierno- quiso demostrar urbi et orbe que él era un político íntegro, dispuesto a erradicar a los corruptos del Partido Popular, que él dirigía. Pero por unanimidad todos los dirigentes del PP balear cerraron filas defendiendo a Cañellas. Venció finalmente el criterio de Aznar, el cual, por cierto, había loado a Cañellas unos meses antes, diciendo públicamente que él querría gobernar España con tanto acierto como había tenido en su labor de presidente balear. Algo similar a lo que dijo Mariano Rajoy respecto a Matas el año 2004. Aznar llamó a Cañellas “caballero” y le alabó delante de los suyos.

El más ducho
El más ducho en el ámbito de la prescripción ha sido –desde hace muchos años y hasta el día de hoy- otro cacique tristemente célebre como es Carlos Fabra, amo de la provincia de Castellón, expresidente de la Diputación  y quien ha colocado recientemente -¡porque aquí mando yo!-  a su compañera sentimental de vicepresidenta de este organismo. A pesar de sus artes para escabullirse de la justicia y refugiarse en las prescripciones, son numerosos los asuntos que apuntan hacia la culpabilidad de Fabra, según  jueces, fiscales, periodistas, policías y la opinión pública en general.

Hasta el fin de los siglos
Las historias de corrupción en el PP y su entorno son muchísimas. El caso Naseiro fue tremendo y arrollador. Hubiera podido llevarse a medio partido por delante pero los salvó una cuestión de carácter procesal, muy discutible, lo que supuso que el asunto fuera archivado por el Tribunal Supremo hasta el fin de los siglos. El affaire de la trama Gürtel continúa a la espera de que los laberintos judiciales no impidan una razonable velocidad y empiecen a firmarse sentencias.

El libro de Mato y Cospedal
Azuzado por el temor de perder votos si perdonaba a Cañellas, Aznar lo fulminó contra la presión del coro de sus palmeros, cuyo nivel ético era evidentemente inexistente, como se demuestra rastreando al PP balear desde 1995 hasta la actualidad. Pero la caída de Cañellas por mandato explícito de Aznar es una excepción. Rajoy calificó a Fabra de modélico ciudadano y político. No se conoce que Rajoy –hijo de juez- haya sido severo de verdad ante los múltiples rufianes o presuntos rufianes pringados de múltiples delitos de corrupción. Se puso al lado de Camps y no promovió en absoluto investigaciones, al menos internas, de presuntos corruptos. Incluso Rajoy –a través de Ana Mato a la que Gürtel la rozó como mínimo- hizo un libro con Cospedal que es el nuevo código ético del partido. Esta por debajo -en cuanto a exigencias éticas- del que publicó Aznar, también antes de las elecciones de 1996. En la lucha anticorrupción dentro del PP, Aznar supera a Rajoy. Lo que faltaba.

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM