Hoy, Rosa Díaz, esa tránsfuga oportunista, que ha montado por despecho un partido que ni es de derechas ni de izquierdas, ha arremetido contra el PP. Un partido así, como UPyD, recuerda, por cierto, la doctrina falangista de José Antonio Primo de Rivera, y recientemente de Ynestrillas, que anunció ante el 20-N que él votaría a UPyD, como publicó el PLURAL.COM, porque era “verdaderamente falangista”. ¿Pero por qué estaba tan cabreada hoy la que fuera dirigente socialista y aspirante a dirigir el PSE o el PSOE?

Tiempo de paz
Reafirmando la tesis de Villalobos, la lideresa del rencor ha fustigado, sin embargo, a Mariano Rajoy achacándole que “trata igual a un partido perseguido por ETA que a un partido tutelado por ETA”. No consta que Rajoy tome la decisión que le adjudica Díaz, pero si lo hiciera contribuiría, como es obligación de los presidentes de Gobierno, a normalizar políticamente Euskadi. ¿No se ha enterado todavía la citada resentida que se ha acabado el tiempo en el País Vasco de la violencia como instrumento político y ha llegado el tiempo de la paz y de la política democrática? Los partidos perseguidos hasta el asesinato por ETA fueron dos, no se olvide: el PP y el PSOE.

Pedro J., con Rajoy y Rosa Díez
Si Rajoy hace lo que tanto enoja a Díaz no se equivocará. El error de Rajoy, por el contrario, fue apoyar plenamente a la traidorzuela, hasta convertirla en una heroína de ego infinito. No estaríamos refiriéndonos a ella, si el PP no la hubiera jaleado, ayudado y proyectado en sus televisiones –sobre todo en Telemadrid- y en los periódicos afines como El Mundo. La ambigüedad política de Díaz encaja con la ambigüedad de Pedro J. Ramírez, que está políticamente arrojado a los brazos de la heroína, como no oculta. “Yo voto a Rajoy y votaría también a Rosa Díaz”, declara con cierta solemnidad el director de El Mundo. ¡Menudo paisanaje!