Veamos: Juan Villalonga, confeso de llevárselo crudo en Telefónica; Miguel Blesa, se lo ha llevado todavía más en Cajamadrid; Francisco Correa, preso en Soto del Real; Rupert Murdoch, la bestia negra de la política británica; José María Arribas, ex de Caja Burgos que sigue sin dar explicaciones de sus créditos en esa entidad y en Caja Navarra, Juan Hoyos, todopoderoso señor de McKinsey.

Es aquí donde me quiero quedar hoy.

Porque lo que realmente les gusta a los Aznar es vivir de gorra. Antes era el dueño de Porcelanosa quien llenaba su mansión levantina, gratis total. Luego fue Silvio Berlusconi o Flavio Briatore, otro que tal baila, y todo aquel que tenga dinero suficiente para subir a su barco o llevar a su casa a este antiguo “descamisado” joseantoniano, léase Falange Española y de la Jons.

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