Pablo Iglesias ha cargado duramente contra la presentadora de Telecinco Ana Rosa Quintana y ha asegurado que “si hubiera un mínimo de decencia y pudor en los medios de comunicación, ninguna televisión permitiría que dirigiese y presentase un programa”. 

Lo ha dicho este domingo en su última publicación semanal en el diario vasco Naiz, que el propio exvicepresidente del Gobierno ha compartido a través de su perfil oficial de Twitter. Y es que aunque ya no esté en la política activa, el que fuera líder de Unidas Podemos sigue dando de qué hablar a través de sus intervenciones en los medios de comunicación en los que colabora

Así, ha hecho referencia al artículo de La Vanguardia sobre la relación de la periodista con el excomisario Villarejo y por la que su marido, Juan Muñoz, está imputado por presuntamente querer contratarle para extorsionar a un antiguo socio. En esta pieza, llamada caso Pintor, Anticorrupción llegó a pedir ocho años de prisión para él, que reconoció los hechos y pactó con la Fiscalía. 

Según Iglesias, la presencia de Quintana en televisión “no solo es un alarde de la putrefacción de buena parte del periodismo con más poder en España, sino que representa un paradigma de éxito empresarial, mediático y político”. “Ana Rosa sigue partiendo el bacalao cada mañana en el programa líder de su franja horaria”, denuncia el expolítico.

Lo fundamental para entender las cloacas del Estado español es su relación con los medios

Por eso, y tras explicar las informaciones de este artículo, se ha mostrado contundente. “Si hubiera un mínimo de decencia y pudor en los medios de comunicación en España, con estos hechos reconocidos por los acusados, ninguna televisión permitiría que Ana Rosa dirigiese y presentase un programa”, ha afirmado. 

''Lo fundamental para entender las cloacas del Estado es su relación con los medios. El poder de Villarejo no descansó nunca en sus habilidades como huelebraguetas, sino en sus relaciones con buena parte de los referentes del periodismo español. El hedor ha llegado a tal extremo que cada vez más profesionales del periodismo señalan por fin lo evidente. Menos mal'', finaliza Iglesias su reflexión.