¿Cómo sería nuestra vida si desembarcáramos en un mundo completamente nuevo e inexplorado? ¿Sobreviviríamos con nuestro repertorio de habilidades o desfalleceríamos al caer la noche? ¿Seríamos capaces de capturar una presa en el bosque y evitar así que ataque nuestro campamento? Algunas de estas preguntas, muchas de ellas idílicas, tienen su propia respuesta en una de las franquicias más importantes de la industria del videojuego: Monster Hunter, una serie que durante los últimos años ha ido ganando adeptos hasta convertirse en un tipo de juego propio, casi estrenando género particular, al proponer una de las premisas más interesantes de los últimos tiempos: sobrevivir y cazar a las criaturas más hostiles del mundo, ya sea sólo o en compañía.

Después de varias entregas para Nintendo 3DS, la franquicia regresa a las plataformas de sobremesa bajo el subtítulo ‘World’, renegando así del orden establecido hasta el momento. El título no es casual, ya que por primera vez en la historia de la franquicia un jugador español podrá irse de caza con compañeros extranjeros, sean vecinos europeos, de más allá del charco o del país del sol naciente.

El peligroso, hostil y maravilloso Nuevo Mundo

Pero ¿qué nos ofrece este Monster Hunter: World? Pues, principalmente, un mundo completamente nuevo sobre el que construir lo que será nuestro futuro hogar. El videojuego comienza dándonos la posibilidad de crear a nuestro cazador o cazadora con un completo editor que nos ha sorprendido gratamente debido a lo bien que encajan los diseños en las secuencias de video. Si bien es cierto las animaciones faciales no son extremadamente realistas, el conjunto gráfico del mundo y sus personajes, junto a las cinemáticas, cumplen sobradamente. Dicho esto, y creado nuestro personaje además de nuestro camarada Felyne –un gato bípedo que nos acompañará en todo momento-, seremos testigos de cómo nuestro navío sufre el ataque de un coloso justo antes de llegar a tierra firme, despertando entre arena y dolores de cabeza.

A partir de aquí comienza un extenso tutorial que combina a la perfección misiones principales, encargos secundarios, la importancia de mantener nuestro equipo actualizado, las expediciones abiertas, la elaboración de objetos, y un largo etcétera que abrumará a aquel jugador que no haya disfrutado de las virtudes de la serie en anteriores ediciones. Sí, estamos delante de un videojuego que puede superar, tranquilamente y sin despeinarse, las cien horas de juego, manteniendo la diversión en todo momento a pesar de estar realizando siempre las mismas tareas: explorar un territorio, buscar a nuestra presa, cazarla, volver al campamento y repetir.

En eso se resume, principalmente, Monster Hunter: World. Aunque quedarse con una definición sería no hacer justicia a un videojuego que levanta pasiones en todo el mundo. Y no es para menos, ya que la gran cantidad de opciones que tenemos para llevar a cabo cada expedición es alucinante. Además del equipo necesario para protegernos, contaremos con más de diez tipos de armas para hacer frente a los monstruos del Nuevo Mundo, algunas nos permiten atacar a distancia, otras de forma más cercana, algunas se complementan con insectos que nos apoyarán, etcétera. Lo interesante del asunto es que las criaturas de Monster Hunter: World son más orgánicas que nunca, dando la sensación de que somos unos intrusos dentro del ecosistema. Por ejemplo, podemos ir rastreando las huellas de una criatura mediana, persiguiéndole sigilosamente y buscando el momento exacto para atacar, cuando, de repente, aparece una criatura gigantesca que acaba directamente con nuestra presa, obligándonos a huir para evitar convertirnos en un daño colateral.

Buscando la fórmula adecuada

Si la caza dentro del título es uno de los pilares fundamentales de la aventura, la parte de gestión y mejora de nuestro equipo no se queda atrás. Con cada encargo, expedición o misión secundaria ganaremos dinero y recursos, que obligatoriamente tendremos que emplear en mejorar nuestro arsenal y equipamiento, volviéndonos cada vez más fuertes y haciendo frente a criaturas más grandes y complejas de capturar. Desarrollar afinidad con el arma que nos sentimos más cómodos es vital, como también lo es contar con un equipo detrás que nos respalde en los combates más duros. Y aquí es donde Monster Hunter: World brilla con luz propia: el multijugador cooperativo es, de lejos, la mejor manera de disfrutar de la obra de Capcom.

Si el juego ya se disfruta en solitario, imaginad las posibilidades con tres cazadores más. La coordinación y la comunicación, en este sentido, son claves para la victoria. Conocer nuestro equipo, dividir la estrategia entre jugadores y asestar el golpe definitivo a una bestia después de estar una hora mermándola y resistiendo sus idas y venidas es una de las sensaciones más satisfactorias que hemos vivido en este 2018. Por ejemplo, en un escuadrón de cuatro, dos cazadores pueden ir reconociendo el terreno, buscando los puntos más beneficiosos para el ataque; mientras tanto, otro puede ir anticipándose a los movimientos de la presa colocando trampas inmovilizadoras mientras que, el último jugador, puede ir disparando proyectiles cerca de la presa para ir llamando su atención. La compenetración es imprescindible, sobre todo con las criaturas más poderosas.

Resuelta la expedición, tocará volver al campamento para cobrar nuestra recompensa y ver los materiales adquiridos para forjar nuevas armas, mejorar las que ya poseemos, preparar el equipo, comprar consumibles y, de nuevo, volver al territorio con una versión mejorada de nuestro personaje.

Eso sí, hay que puntualizar que Monster Hunter: World no es un videojuego de mundo abierto, sino que las zonas están separadas. Los tiempos de carga no son excesivos, y las zonas abiertas son lo suficientemente grandes como para perdernos y descubrir sus detalles a medida que las vamos explorando. Por suerte, tendremos un mapa y la ayuda de los lafarillos –unos seres brillantes de color verde- que nos mostrarán tanto los materiales que podremos recoger (vegetación, minerales, huesos, etcétera) como los signos que indican que una criatura anda cerca (huellas, trazos de pelo, etcétera).

Además, la cantidad de monstruos para cazar y derribar es bastante abrumadora, con más de 25 monstruos nuevos creados para la ocasión que se suman a criaturas ya vistas en anteriores iteraciones de la serie. Y advertimos, desde ya, que derribar o capturar a las más poderosas nos traerá más de un quebradero de cabeza: primero por la necesidad de estudiar el comportamiento del bicho, y después por la gran cantidad de energía –y tiempo- que tendremos que dedicarle a la caza para poder alzarnos con la victoria. En este sentido, la sensación de control que tenemos una vez derribada a la criatura en cuestión es brillante y pocas veces vista en un videojuego.

Belleza y peligro unidos en uno

A nivel técnico, Monster Hunter: World ha pegado un salto maestro en comparación con la última versión aparecida en la sobremesa, que fue Monster Hunter 3 Ultimate para Wii U. Tanto los paisajes como los personajes cuentan con un nivel de detalle más que digno, y las secuencias de video, donde veremos a nuestro cazador o cazadora bien representado, están muy bien trabajadas. Sin embargo, lo que más nos ha sorprendido ha sido la inteligencia artificial de los monstruos, ya que cada tipo cuenta con su propio comportamiento. Por ejemplo, hay algunos que únicamente atacan en grupo; otros que mutarán si desenvainamos nuestra arma; otros que viven en el mar o debajo de tierra y aparecen sólo en determinadas ocasiones; otros que esperan como carroñeros a que aniquilemos a una bestia enemiga para abalanzarse contra nosotros, etcétera.

Las animaciones de los personajes y de las bestias también son notables, y, aunque no estemos delante de un apartado técnico rompedor, sí que sorprende por sus efectos de luces y, sobre todo, por el conjunto orgánico que representa el Nuevo Mundo. Las zonas verdes, las cuevas, mazmorras y los parajes inhóspitos están fielmente representados, acompañados de su flora y fauna que, insistimos, le dan vida propia al juego. Las versiones Premium de sobremesa cuentan, además, con la posibilidad de aumentar la resolución, la tasa de imágenes por segundo o el modo gráfico, exprimiendo así las capacidades de PS4 Pro y Xbox One X en función del gusto del consumidor.

Por su parte, la banda sonora acompaña perfectamente los pasos del juego, con algún que otro tema más inspirado que otro pero que, en general, funciona. Lo mejor de todo, sin embargo, son tanto los sonidos propios de las bestias –que terminaremos por reconocerlas acústicamente- como el doblaje al castellano, que se agradece en un título de esta envergadura. Podremos escoger tanto el idioma como los subtítulos, así como dejar el videojuego en el “idioma de Monster Hunter”, según nuestras preferencias.

Conclusiones

En definitiva, Monster Hunter: World es un título imprescindible tanto para los amantes de la franquicia como para todos aquellos quienes quieran vivir aventuras desde un enfoque más centrado en la caza y la supervivencia. La serie mantiene, respeta y potencia sus virtudes, solucionando por el camino algunos problemillas menores –como los tiempos de carga entre zonas, por ejemplo-, haciendo que la obra se posicione como una de las producciones más interesantes de estos primeros meses de 2018. Además, el modo multijugador cooperativo integrado directamente en la campaña principal multiplica con creces la diversión, formalizando alianzas y creando comunidades que, desde luego, irán desarrollándose a medida que vaya apareciendo el contenido descargable gratuito que Capcom ha prometido durante este año. Un auténtico juegazo que no dejará indiferente a nadie.

(By ElSotanoPerdido News and Videogames)