Basta con contemplar una calle de cualquier ciudad que acostumbre a ser bastante transitada para darse cuenta de que la sociedad está cambiando positivamente hablando. Así lo demuestran no solo los runners que se dejan ver practicando su deporte favorito y demostrando que la preocupación por la salud cada vez va a más, sino también los individuos que se desplazan por medio de vehículos sostenibles.

Años atrás no era nada habitual ver a personas en bicicletas eléctricas, segways y demás elementos similares, pero a fecha de hoy en muchas zonas tanto de España como del resto de Europa se han popularizado enormemente. De hecho, en las zonas urbanas es verdaderamente elevada la cifra de usuarios que día tras día recorren kilómetros con un patinete eléctrico de manera limpia, rápida y muy económica.

En este tipo de áreas antiguamente el desplazamiento resultaba desesperante fuera cual fuera el método elegido. En coche los atascos se producían asiduamente, mientras que el transporte público sufría retrasos en ciertas ocasiones que daban pie a contratiempos en centros lectivos e incluso en puestos de trabajo. Así pues, los sujetos se veían obligados a hacer uso de sus respectivas bicicletas.

A pesar de que la sostenibilidad de los elementos mencionados en último lugar es incuestionable lo cierto es que para desplazamientos de considerable distancia el cansancio acababa haciendo mella en las personas, especialmente en aquellas que no gozaban de una condición física demasiado boyante. Y no era plato de buen gusto llegar al trabajo o al instituto con dificultades para mantenerse concentrados debido al esfuerzo llevado a cabo.

Afortunadamente las empresas se pusieron manos a la obra y comenzaron a crear vehículos sostenibles basados íntegramente en la electricidad. Pero los mismos no causaron demasiado impacto positivo en la sociedad principalmente por una serie de contratiempos que surgían al hacer uso de ellos. En primer lugar, la autonomía dejaba mucho que desear, siendo éste el aspecto negativo clave que les impedía popularizarse.

Y es que los consumidores veían cómo, a medio camino, el patinete se quedaba sin energía con todo lo que ello acarreaba. Adicionalmente el tiempo de carga era muy elevado, superando las diez horas en muchos casos, por lo que a pesar del ahorro que suponía en comparación con otros métodos las facturas de luz eran considerables sobre todo en los casos de utilización diaria.

I+D al servicio de los usuarios de patinete eléctrico

Pero todo cambió a raíz de que las compañías pusieron toda la carne en el asador en lo que a I+D se refiere. Sus esfuerzos se centraron básicamente en desarrollar baterías que no precisarán tantas horas para ser cargadas y gozaran de una autonomía suficiente para desplazamientos de carácter urbano, todo ello sin que el precio final de los modelos fuera prohibitivo para los bolsillos medios.

Afortunadamente los esfuerzos dieron sus frutos y a día de hoy el mercado está repleto de modelos que cumplen con las exigencias de los usuarios. Así lo ejemplifica el Xiaomi M365, uno de los patinetes eléctricos más populares debido a las sobresalientes prestaciones de las que hace gala: autonomía próxima a los treinta kilómetros, velocidades cercanas a los 25km/h, posibilidad de subir cuestas sin dificultades… además, sus baterías que también están presentes en los vehículos Tesla se cargan al cien por cien en unas tres horas.

Los 280 euros que cuesta dicho modelo en la actualidad importándolo de China se amortizan muy rápidamente, hecho que también sucede con las unidades fabricadas por otras compañías que se han volcado en cuerpo y alma en desarrollar un producto que no solo sea sostenible, sino que también ofrezca comodidad y practicidad a los consumidores.

En este sentido la posibilidad de plegar los modelos es agradecida enormemente por las personas que se desplazan con los patinetes eléctricos hasta oficinas, centros comerciales e incluso ambulatorios, puesto que en el interior de dichos recintos el vehículo pasa completamente inadvertido sin causar molestia alguna, desplegándose de nuevo al abandonar las instalaciones para volver a casa sin acusar el más mínimo cansancio.

La rapidez que proporcionan los patinetes eléctricos de hoy en día da pie a que nadie llegue tarde a su puesto de trabajo o a cualquier tipo de compromiso, sin olvidar la seguridad que tan importante es no solo para los conductores de dichos vehículos sostenibles, sino también para cada peatón. De hecho, los frenos de disco de algunos modelos son verdaderamente efectivos incluso al reducir la velocidad bruscamente sobre el suelo mojado.

Así pues, no es de extrañar que en multitud de ciudades de toda España se dejen ver habitualmente una gran cantidad de usuarios montados sobre sus respectivos patinetes eléctricos que resultan cómodos independientemente de si cuentan o no con un asiento. Además, respetan el medio ambiente, un factor que en la actualidad es tenido muy en cuenta con el objetivo de evitar en la medida de lo posible que el planeta siga deteriorándose a pasos agigantados.