Muchos de los proyectos de emprendimiento social mostrados en El Telescopio destacan por su impacto en la comunidad o colectivo en el que se centran; también por la historia que está detrás de su nacimiento y, en diferentes casos, por ir de la mano de la innovación, las NNTT y la sostenibilidad.

3D Impact lo aglutina todo. Esta cooperativa nacida en 2015, opera en una de las zonas más deprimidas de Sevilla, en pleno Polígono Sur, con las llamadas ‘3.000 Viviendas’ de fondo.

Su origen se encuentra en la necesidad de cuatro mayores de 50 años, dos de ellos procedentes del mundo tecnológico, que se quedan sin trabajo de la noche a la mañana. “Decimos: esto no puede ser. No nos podemos conformar con que nos expulsen del mercado laboral así”. Lo afirma María Melgar, gerente de 3D Impact, empresa dedicada a la fabricación de filamento para impresoras 3D a partir de plástico reciclado.

En la estacada

Devolver el golpe al sistema que les dejó en la estacada sin considerar la experiencia acumulada, bien podría ser la génesis de una cooperativa que busca su hueco en un complicado nicho de mercado.

Con la parte empresarial definida, la social era más sencilla de determinar –que no de implementar- en un enclave como el Polígono Sur y las 3.000 Viviendas, “un barrio humilde, en muchos aspectos desestructurado y, cómo no, abandonado por el empleo”.

Melgar habla con devoción de ‘su’ barrio; su descripción – “tiene unos centros escolares maravillosos. Ni te imaginas el fantástico trabajo que realizan los profesores”- resta importancia a las noticias que lo han hecho ‘famoso’ en España. Y 3D Impact es un buen punto de partida para poner en valor esas virtudes.

La empresa está a punto de comercializar su primera partida de filamento plástico, lo que serían los tóner de las impresoras tradicionales. “Elaboramos esa materia prima para el gran público. Todavía no nos dedicamos a la que se usa para temas médicos, como prótesis”.

En el mapa mundial

En la actualidad, el mapa de fabricación de este filamento se reserva a  EEUU, China, Holanda o República Checa, de ahí que la irrupción de 3D Impact pueda abrir un mercado importante también para España. “Lo estamos intentado”, asegura sin aspavientos María Melgar, muy consciente de que los comienzos de la empresa no han sido nada fáciles.



“Ahora las cosas, aunque con dificultades, van”. Esta cooperativa social pudo iniciar su andadura “con nuestros propios medios” y gracias a Coop 57, la cooperativa de crédito que realizó la primera inversión, a la que se sumó después Andalucía Open Future.

“Es muy difícil arrancar, sobre todo si tenemos en cuenta que estamos en una zona deprimida de Sevilla”, afirma recordando que, al margen de esas inversiones, “apoyos financieros no hubo ninguno”.

Con su primera partida de filamento preparada y con un futuro ilusionante, los fundadores no olvidan el apartado social del proyecto, porque 3D Impact, aunque como empresa debe salir adelante y prosperar, no puede estancarse para cumplir sus ‘otros’ objetivos.

“Sin duda alguna somos una empresa social”. La cooperativa también “era y es una forma de trabajar por el barrio”. La filosofía es clara y de una lógica aplastante: “Pensamos que ayudando al barrio, también nos ayudamos a nosotros”.

“El reconocimiento de ‘la Caixa’, un estímulo”

Por si alguien se atreve a poner algún reparo a su impacto social, Obra Social “la Caixa” lo ha despejado al seleccionarla en la convocatoria de su Programa de Emprendimiento Social.

“Para nosotros ha sido un verdadero estímulo. Estábamos viviendo un momento duro, preguntándonos si podríamos o no con el proyecto. La inversión que teníamos se había terminado”, reconoce. “Nos cuestionábamos por dónde seguir” y la selección de 3D Impact por parte de Obra Social “la Caixa” significó que “alguien más que tú creía en el proyecto”.

El apartado económico de dicho reconocimiento “nos permitió acabar de comprar la maquinaria”. No obstante, su importancia compite con la formación recibida “que es muy buena” y con el hecho de “convivir con gente de otros proyectos también premiados, porque te da mucha energía y fuerza”; esas personas “tienen los mismos miedos que tú”. Precisamente, de la experiencia con Obra Social “la Caixa” destaca “el trabajo, el calor y el afecto que nos han brindado”.

Especialistas en impresión 3D

Más de un año después de su arranque, las perspectivas son positivas. A la etapa inicial materializada en la primera remesa de filamento a punto de comercializarse, le seguirá una segunda. En ésta se ahonda en la sostenibilidad y el medio ambiente centrándose en la recogida del plástico necesario para esa materia prima. “Es el segundo objetivo que nos marcamos, porque al fin y al cabo supondría el seguir avanzando”.

El equipo de 3D Impact, con María Melgar, gerente, en el centro. Sin embargo, una vez más, María Melgar insiste en lo social. En el Polígono Sur sevillano “hay una gran cantidad de gente humilde y sin trabajo. No hay derecho que las cosas sean así y castiguen a determinados grupos de población”.

A partir de ahora, cada vez que alguien compre el filamento para su impresora 3D puede pensar que su origen se encuentra en las 3.000 Viviendas. Que procede de una empresa creada por cuatro desempleados mayores de 50 años. Que el dinero que paga por ese ‘cartucho’, además de ayudar al sostenimiento de la cooperativa, influye en el resurgir de una zona deprimida, por ejemplo, a través de “la creación de un taller para chavales que pueden aprender así la experiencia de la impresión 3D. Un lugar donde conocer este mundo que puede ser su futuro profesional y laboral”.

Quién sabe si de ahí saldrán los nuevos técnicos especialistas en impresión 3D. “Ese es nuestro siguiente objetivo”.