¿Pagar por mantener la privacidad en Internet? Ese es el consenso de los expertos después de la controvertida derogación de la ley sobre privacidad aprobada el pasado 28 de marzo. De esta manera, el Congreso de EEUU eliminaba las regulaciones propuestas por el ex presidente Barack Obama que tenían como fin proteger la privacidad de los ciudadanos norteamericanos por encima de otros intereses.

Recordemos que con esta derogación llevada a cabo por el Partido Republicano de Trump se permite a los proveedores de servicios de Internet (ISP) de EE.UU comercializar con la información almacenada de sus clientes (que incluye datos como el historial de navegación, información financiera, estados de salud o localización geográfica) sin necesidad de contar con su consentimiento previo.

Como era de esperar, la alarma se extendió rápidamente entre los ciudadanos estadounidenses que no quieren que su información personal sea vendida a terceros. Por eso, comenzaron a navegar a través de VPN (redes privadas virtuales) haciendo que las descargas y ventas de estos servicios aumentasen poco después de la noticia. Hay quienes, incluso, presagian que las propias operadoras podrían ofrecer paquetes de protección online a sus clientes, lo que los expertos han denominado como “el impuesto sobre la privacidad”.

Infografía en la que se observa que más del 95% de los estadounidenses encuestados se muestran preocupados por el uso de sus datos por parte de las empresas. (Fuente: AnchorFree)

Indignación entre los defensores de la privacidad en la red

Los gigantes tecnológicos como Comcast o Verizon llevaban tiempo reclamando acogerse a las mismas leyes que Google o Facebook y disfrutar de los mismos derechos a la hora de manejar la información de sus clientes. Esto no ha sentado bien a los defensores de la privacidad quienes afirman que los buscadores como Google sólo tienen acceso a una parte de lo que hacen los usuarios mientras navegan. Los proveedores, sin embargo, pueden conocer toda su actividad. Los operadores tienen, por tanto, mejor información sobre la actividad de sus clientes lo que les coloca en una posición privilegiada en el mercado de la publicidad online que mueve 83.000 millones de dólares al año. Además, si un usuario no está de acuerdo con las políticas de privacidad de Google o Facebook siempre puede usar otro navegador o simplemente no tener un perfil en esa red social. Sin embargo, muchos estadounidenses solo pueden elegir entre uno o dos proveedores si quieren tener acceso a Internet.

El propio creador de la “world wide web”, Tim Berners-Lee, calificó públicamente esta derogación como “espantosa”. “Existe el derecho a ir a un médico y que toda la información quede entre el médico y el paciente. La web debería funcionar de manera similar”, aseguraba. Por otro lado, Jeffrey Chester, director ejecutivo del Centro para la Democracia Digital afirmaba: “Esta votación significa que los estadounidenses nunca estarán a salvo de tener sus detalles más personales sigilosamente examinados y vendidos al mejor postor”.

¿Nuestra privacidad está a salvo en Europa?

Esta preocupación por el uso de nuestros datos personales se ha expandido fuera del territorio estadounidense. Sin embargo, todo apunta a que en Europa nuestra información estará mejor protegida pues nos enfrentamos a la puesta en marcha del nuevo Reglamento General de Protección de Datos (GDRP) que entrará en vigor a nivel europeo en mayo del año que viene.A partir de entonces, los operadores de Internet necesitarán el consentimiento previo y expreso de los usuarios para almacenar o vender sus datos.

Esta ley ya ha creado especial inquietud entre las empresas españolas que cuentan con menos de un año para hacer los cambios necesarios para adaptarse a la nueva legislación. Es la única alternativa, ya que en caso de sufrir una brecha de datos, se enfrentarían a sanciones equivalentes al 4% de su facturación global anual o multas de hasta 20 millones de euros. Pero eso no es todo: en caso de que un empleado cometa un ciberdelito, la empresa deberá responder ante ese delito si no ha adoptado las medidas de prevención necesarias para evitarlo.

Hasta ahora, un 64% de empresas españolas están bien informadas sobre este nuevo reglamento y el impacto que supone en la forma de gestionar los datos de sus clientes. Sin embargo, sólo el 32% tiene un plan específico para afrontarlo (Compuware). 

A pesar de que esta nueva ley traerá muchos quebraderos de cabeza a las empresas europeas también puede ser una oportunidad estratégica para mejorar su reputación. Que la privacidad sea un valor en alza para los consumidores puede suponer una ventaja competitiva para cualquier empresa que ofrezca seguridad, protección y transparencia.

Un escudo de privacidad para los datos europeos en empresas norteamericanas

La privacidad de los datoseuropeos transferidos a Estados Unidos está contemplada en el llamado “Escudo de Privacidad entre EE.UU y la UE”. Este acuerdo impone obligaciones más estrictas a las empresas estadounidenses para garantizar la protección de información de los ciudadanos europeos y advierte duras sanciones para aquellas compañías que no las cumplan. Además, limita el acceso a información por parte del Gobierno de los Estados Unidos que, por primera vez, se ha comprometido a descartar una vigilancia masiva e indiscriminada de datos personales que llegan de la UE.

Este acuerdo, sin embargo, ha creado escepticismo entre los defensores de la privacidad como la “ElectronicFrontierFoundation” (EFF) y la “American Civil LibertiesUnion” (ACLU) quienes aseguran que la mera existencia de una legislación que permite un sistema secreto de vigilancia de las comunicaciones ya supone una amenaza para la libertad de comunicación entre usuarios.