Hace cuatro años la antropóloga Inés Heredia puso en marcha RedDeLana. Poco antes había cambiado su Madrid natal por Asturias. Reconoce que “no tenía ni idea de la lana”. No sabía que en aquella región existe un tipo de oveja, xalda, cuya lana no se aprovechada, hasta que se metió de lleno.

Todo empieza al preparar unos cuentos para niños. “Quería que todo fuese artesanal. Al preparar la portada, en internet descubrí el fieltro con aguja, y digamos que ahí empezó mi relación con la lana y las ovejas”.

La antropología cuando la utilizas “suele ser como herramienta de análisis, y yo siempre había pensado que debería tener un aspecto práctico”, lo que le llevó, por ejemplo, a preguntarse por qué la lana que se usa aquí es australiana y no española “con la que tenemos en nuestro país”.

Apasionada de la lana

Ahora reconoce ser una “apasionada”. De esa mezcla de labor profesional, formación académica e inquietud surge RedDeLana -génesis de Feltai-, un proyecto que, a través de la web del mismo nombre, le sirve a Inés para, una vez descubrir este mundo, investigarlo y analizarlo. La principal conclusión es un ambicioso proyecto que se marca como objetivos, desde la recuperación de la oveja autóctona xalda, hasta la venta de productos derivados de la lana, pasando por el impulso económico de las mujeres que viven en las zonas rurales de Asturias.

Inés Heredia, a la izquierda, es la impulsora del proyecto de emprendimiento social Red de Lana.

“Me entero de que en realidad la lana se tira”, así que la primera de las etapas es contactar con los ganaderos para recopilarla; también con las artesanas que la hilaban y, en el caso de las que no lo hicieran, saber por qué. “Los primeros años me dediqué, sobre todo, a investigar”.

Trabajo duro y “complicado”

Fueron cuatro años de duro trabajo en el que, por una parte, se articulaba el proyecto de Red De Lana, a través del estudio de las técnicas de lavado, tratamiento y manufactura; por otra, se fijaban las bases de lo que hoy es una empresa social que empieza a funcionar.

Esa primera fase, según afirma, fue “muy complicada”. El sector es cerrado y no le da valor alguno a la lana. “Para ellos es una especie de subproducto”. Asimismo, cada vez que iban a por material “como somos dos mujeres, nos veían un poco como ‘locas’”.

Poco a poco la idea ha ido consolidando sus metas, que pasan también por la fabricación de productos artesanales y respetuosos con el medio ambiente, involucrando a las mujeres rurales.

Lavar con agua de lluvia

El proceso pasa por recoger la lana que “transformamos de manera ecológica”. Precisamente, una de las peculiaridades tiene que ver con su lavado. “No utilizamos ningún producto químico, y esto ya no se hace”. Es así porque, insiste, “dentro el proyecto busca fabricar productos saludables”, como en el caso de los zapatos de fieltro para niños con sensibilidad química.

Esta fase natural la realiza con agua de lluvia. “Se deja durante unos días y la lana sale lavada” y el agua es reutilizable. También se puede usar agua de mar. Sea con una u otra la sostenibilidad está garantizada. Como asegura, “buscamos que los procesos que tengan, o ningún impacto sobre el medioambiente, o el menor posible”.

“Su apoyo es de verdad”

Ahora el proyecto da sus frutos. Uno de los más importantes lo han recibido Inés Heredia y su socia, Ramona Cueto, de Obra Social “la Caixa” que lo ha seleccionado para su Programa de Emprendimiento Social. “Ha supuesto ha supuesto un salto de calidad importante”, indica, porque si bien “Red De Lana nació hace cuatro años, en realidad estamos surgiendo ahora”.

Destaca la formación que la Obra Social “la Caixa” aporta con este programa a través del IESE, así como el “intercambio de experiencias con gente que presenta las mismas inquietudes que nosotras”. Igualmente, además de la visibilidad que “la Caixa” proporciona, “son muy cercanos… su apoyo es de verdad”.

Mirando a Japón y a Europa

El proyecto de Feltai-RedDeLana va por buen camino. En la actualidad cuentan con una agente comercial que trata de introducir sus productos (zapatos, plantillas, botones, cordones…) en Japón, además de otra que en Europa.

Pero como la innovación está presente en esta empresa social, ya trabajan en productos distintos a los tradicionales, como una maceta de fieltro que composta por sí sola, a la que no afectan los cambios de temperatura y que requiere menos riego, o la posible fabricación de pellets de lana, ahora mismo en estudio.