El sumario del Caso Erial, que investiga el presunto cobro de comisiones y el blanqueo de 11 millones de euros del expresidente de la Generalitat Eduardo Zaplana, profundiza en la forma en que la el exdirigente popular habría cobrado supuestamente comisiones de la familia Cotino a cambio de las adjudicaciones del Plan Eólico y de las ITV.

Esta información, adelantada por la periodista Loreto Ochando para Valencia Plaza, detalla cómo era el proceso de repatriación desde Imisión Internacional, empresa creada por los Cotino con sede en Luxemburgo para pagar las comisiones, hasta Medlevante, a nombre de testaferros. Estas mordidas se utilizarían para que la trama pudiera invertir en inmuebles con los que dar un auténtico pelotazo urbanístico.

En este caso, además de Zaplana, entre los principales imputados están el exconseller Juan Cotino y sus sobrinos José y Vicente Cotino, los supuestos testaferros del expresidente Joaquín Barceló y Francisco Grau, el presidente de la mesa de contratación que adjudicó las ITV Juan Francisco García o la mujer y las hijas de Zaplana.

En el proceso de repatriación de fondos desde la empresa de la familia Cotino destaca la empresa Medlevante. De hecho, tal y como expone el medio previamente mencionado, durante el registro policial en la casa de Zaplana se le incautó un documento con el nombre “relato de Medlevante”.

Esta prueba es bastante esclarecedora, narrando cómo era el proceso de repatriación de fondos -realizándolo a través de ampliaciones de capital de la empresa- y dejando sobre el papel algunas de las inversiones que se realizaran o que estaban en vistas de proyectarse. Entre estos últimos destacan unos terrenos en el municipio alicantino de Villajoyosa antes de que se recalificaran a urbanizables, dos apartamentos en el puerto de Altea y la casa de la calle Núñez Balboa de Madrid.

Una vez traspasados 2,9 millones de euros desde Luxemburgo a Medlevante, ésta realizó un préstamo por valor de 2,2 millones de euros a otra de las emresas instrumentales de la trama, Gesdesarrollos, para la adquisión de los terrenos, tal y como recoge el escrito.

El proyecto de Medlevante con estos terrenos, que contaba con la participación de cuatro socios -Joaquín Barceló, la sociedad instrumental Costera del Glorio, y las empresas Minsley y Disfey- era el siguiente: en el primero de los terrenos, de 1.098 metros cuadrados, se pretendían construir entre 15 y 20 apartamentos; en el segundo, de 2.491 metros cuadrados, se pretendía alcanzar un acuerdo con la finca de al lado para poder realizar un gran complejo que fuera referente en la zona contando con 6.700 metros cuadrados.

Sobre los apartamentos de la localidad de Altea, en una de las urbanuizaciones más lujosas de la zona, se pagaron 394.400 euros de los 812.000 que costaban a través de Medlevante. El problema vino cuando los promotores dejaron de pagar la hipoteca.

Finalmente, sobre la casa de la calle Núñez Balboa de Madrid, se escrituró a nombre de otra de las sociedades bajo sospecha, Costera del Glorio. Tal y como expone la UCO, "los indicios acumulados apuntan, por un lado a que Eduardo Zaplana sería el verdadero titular y, por otro, a que éste tenía conocimiento de los pormenores de la venta".