El expresidente de Bankia ya fue citado por este mismo magistrado el pasado julio, pero entonces se acogió a su derecho a no declarar porque decía desconocer muchas de las acusaciones que han vertido sobre él la Oficina Antifraude (Onif) y la Fiscalía.
Desde entonces, sin embargo, no solo se han conocido las nuevas sospechas de la Onif de que el exministro de Economía pudo lavar dinero en el exterior, sino que el caso ha salpicado a otras ocho personas, entre ellas gente de su máxima confianza como su secretaria personal, Teresa Arellano, y su gerente y presunto testaferro, Miguel Ángel Montero.
Ambos, imputados por los mismos delitos que Rato, ya acudieron a los Juzgados de Plaza de Castilla el pasado viernes después de haber sido detenidos por la Guardia Civil, que practicó además registros en sus domicilios para recabar documentación. Ese mismo viernes también Rodrigo Rato declaró ante la Guardia Civil al igual que otro de sus supuestos testaferros, el administrador de Albisa Inversiones, Alberto Portuondo.
40 mil euros mensuales
Portuondo , que se encuentra en prisión, ha asegurado ante juez que pagó 40.000 euros mensuales a la sociedad Kradonara, epicentro del entramado societario del ex director gerente del FMI. Según Portuondo abonó 473.000 euros en 2011 y 360.000 euros en 2012 a Kradonara sin saber que era propiedad de Rato.
Y en esa misma época Portuondo ingresó cerca de dos millones de euros de las empresas Zenith y Publicis, las mismas que ganaron el multimillonario concurso de publicidad de Bankia, y de las que cuatro de sus responsables están también imputados.
Los investigadores piensan que parte de ese dinero, 833.000 euros, acabó llegando a Rato a través de los pagos que Portuondo hacía mensualmente a Kradonara.