Agentes de la Policía Nacional han desarticulado un grupo criminal organizazdo que se dedicaba a la explotación sexual de mujeres que captaban a través de una conocida red social de Internet. Las víctimas, originarias principalmente de Perú y Venezuela, viajaban engañadas con falsas ofertas de trabajo para el cuidado de personas mayores. Cuando llegaban a España, los ahora detenidos les retiraban el pasaporte y eran trasladadas a un club de alterne donde las forzaban a ejercer la prostitución.

La operación policial ha finalizado con la detención de tres personas de nacionalidad española, una de las cuales ha ingresado en prisión. Han sido realizados dos registros en las provincias de Toledo y Ávila, en los que se han intervenido 5100 euros en metálico, diversos dispositivos electrónicos y documentación relacionada con la investigación.

El trato era tan vejatorio que, una de las víctimas, que se negó a ejercer la prostitución, llegó a ser encerrada durante cinco días en una habitación, siendo alimentada a base de pan, queso y agua, y llegando, posteriormente, a ser forzada sexualmente. La operación policial ha finalizado con la entrada y registro de dos domicilios -uno en la provincia de Toledo y otro en la provincia de Ávila- y la detención de tres personas, una de las cuales ha ingresado en prisión, según ha informado el Cuerpo Nacional de Poicía.

La trata de seres humanos es un delito que lleva cometiéndose desde el principio de los tiempos, pero que se ha ido adaptando al avance de los mismos. Por ello, para luchar contra los nuevos métodos de trata a través de las nuevas tecnologías, la Policía Nacional ha creado un grupo específico de Cibertrata para permitir una mayor cooperación internacional y conectar las investigaciones nacionales e internacionales.

La captación

La investigación comenzó cuando los agentes constataron la existencia de un grupo criminal dedicado, presuntamente, a la trata de seres humanos. El método que utilizaban para captar a las mujeres consistía en contactar, a través de una conocida red social, con mujeres de origen sudamericano, principalmente de Perú y Venezuela, que se encontraban en una clara situación de vulnerabilidad (laboral, económica, familiar, etc.) en sus países de origen.

Para conseguir engañarlas, se ganaban su confianza manteniendo constantes contactos con ellas y con pequeñas transacciones de dinero que las hacían llegar a modo de ayuda, para terminar ofertándolas un trabajo como cuidadoras de personas mayores en España. El entramado criminal también se ofrecía a sufragar los gastos del viaje y asesoraba a las víctimas para que viajasen a España con un visado de turista. Una vez caducado el mismo las mujeres quedaban en situación irregular, lo que facilitaba su explotación sexual.

Las víctimas captadas por el grupo criminal aterrizaban en el aeropuerto Adolfo Suarez Madrid-Barajas, donde de manera inmediata se le retiraba el pasaporte, así como las tarjetas y el dinero en efectivo con el que viajaban, siendo trasladadas a un club de alterne en el que se les obligaba a ejercer la prostitución y pagar así la deuda contraída.