El Papa ha optado no permitir la ordenación de hombres casados ni de mujeres en su exhortación apostólica 'Querida Amazonia', en la que alerta  de la urgencia de evitar que los habitantes de las zonas remotas estén privados de los sacramentos de la misa.

La propuesta de ordenar a hombres casados, aprobada por el Sínodo de la Amazonia celebrado en octubre, generó una enorme polémica sobre el fin del celibato en el Vaticano en los últimos meses , y finalmente no se ha incluido en la exhortación apostólica 'Querida Amazonia', que la Santa Sede ha presentado hoy.  El proyecto de reforma surgía de la necesidad de llevar la eucaristía y los sacramentos a lugares remotos, donde ya no hay sacerdotes.

La ordenación de diáconos permanentes, aunque tengan familia estable, fue aprobada por amplia mayoría por los 169 obispos participantes en el Sínodo. Sin embargo, obispos de EE.UU. reunidos el pasado lunes con el Pontífice ya avanzaron que el documento decepcionaría a quienes se habían centrado en la ordenación de hombres casados y el diaconado femenino.

En su texto, el Papa defiende que "una Iglesia con rostros amazónicos requiere la presencia estable de líderes laicos maduros y dotados de autoridad (...). Los desafíos de la Amazonia exigen a la Iglesia un esfuerzo especial por lograr una presencia capilar que sólo es posible con un contundente protagonismo de los laicos".

Francisco reconoce que facilitar solo una mayor presencia de curas "sería un objetivo muy limitado" si no se intenta también "provocar una nueva vida en las comunidades" que promueva el encuentro con la Palabra a través de "variados servicios laicales, que suponen un proceso de preparación bíblica, doctrinal, espiritual y práctica diversos caminos de formación permanente".

Promover vocaciones entre los indígenas

Bajo esta premisa, el Papa recoge el guante de los obispos, pero pide "ampliar horizontes más allá de los conflictos". Según su análisis, el Sínodo vislumbró "soluciones muy diversas" para los problemas de evangelización que enfrenta la Amazonia, con escasas vocaciones y zonas de difícil acceso, por lo que valora que "la verdadera respuesta" está en "la superación de las dos propuestas, encontrando otros caminos mejores, quizás no imaginados".

Para el Papa esta solución intermedia no significa "escapar" de los problemas o "dejar las cosas como están" sino que trasciende "la dialéctica que limita la visión para poder reconocer así un don mayor que Dios está ofreciendo". La solución -defiende- pasa por promover vocaciones indígenas, fomentar que los misioneros vayan a la Amazonia y revisar la estructura y el contenido "tanto de la formación inicial como de la formación permanente" de los curas para fomentar el diálogo con las culturas amazónicas y la misericordia sacerdotal.

"Esta acuciante necesidad me lleva exhortar a todos los Obispos, en especial a los de América Latina, no sólo a promover la oración por las vocaciones sacerdotales, sino también a ser más generosos, orientando a los que muestran vocación misionera para que opten por la Amazonia", pide.

Francisco insiste en que los laicos "podrán anunciar la Palabra, enseñar, organizar sus comunidades, celebrar algunos sacramentos, buscar distintos cauces para la piedad popular y desarrollar la multitud de dones que el Espíritu derrama en ellos", pero subraya que "necesitan la celebración de la Eucaristía". También hace hincapié en que la necesidad de sacerdotes "no excluye que ordinariamente los diáconos permanentes -que deberían ser muchos más en la Amazona-, las religiosas y los laicos asuman responsabilidades importantes para el crecimiento de las comunidades con un acompañamiento adecuado.

A este respecto, llama a poner en marcha una "espiritualidad inculturada" que no se apresure en calificar "de superstición o de paganismo" algunas expresiones religiosas que surgen espontáneamente de la vida de los pueblos de la Amazonia ya que es posible un símbolo indígena sin calificarlo de idolatría.

Rechaza la ordenación de mujeres

En cuanto a las mujeres, el Papa admite que la Iglesia debe "estimular el surgimiento de otros servicios y carismas femeninos" en la Amazonia para que las mujeres tengan "incidencia real y efectiva en la organización, en las decisiones más importantes y en la guía de las comunidades, pero sin dejar de hacerlo con el estilo propio de su impronta femenina". De este modo, reivindica su protagonismo en la región, que debe tener "un reconocimiento público", pero rechaza que puedan celebrar la Eucaristía porque esto supondría "clericalizarlas". Por ello, aboga por que accedan a funciones y servicios eclesiales que no requieren el Orden sagrado.