España ha iniciado el proceso de desescalada. El país trata de ir recuperando paulatinamente la actividad, al igual que los hospitales, que también, de forma progresiva, vuelven a poner en marcha servicios y actividades que tuvieron que reducirse al mínimo para hacer frente a la crisis del Covid-19.

Han sido semanas de auténtica locura, que han obligado a reinventarse y a desarrollar la creatividad. Lo sabe bien el Dr. Cristóbal Suárez, jefe del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Universitario Infanta Elena de Valdemoro. Su departamento, uno de los el más numerosos del centro, ha sido el encargado de coordinar los servicios no directamente relacionados con el coronavirus para prestar ayuda a aquellos que han tenido que librar la batalla en primera línea.

Han desempeñado una labor titánica asumiendo múltiples funciones. “Hemos hecho de todo”, reconoce este médico, que recuerda también que este hospital fue de los primeros en tener que atender a pacientes infectados. El primer caso llegó el 1 de marzo, cuando el SARS-CoV 2 era “algo exótico, asociado a China”. Como el foco en este municipio estuvo en un centro de mayores, la situación no tardó en estallar desbordarse. “Antes de que se decretara el estado de alarma, cuando todavía estábamos viviendo normal, aquí ya nada lo era”, indica.

Pese a todo, este hospital madrileño, que ha llegado a tener las seis plantas dedicadas al Covid, “se ha organizado de una forma muy eficiente”, afirma el Dr. Suárez.

Liberar de papeleo y gestionar los Equipos de Protección Individual (EPIs)

“Lo primero que pensamos los traumatólogos fue en qué podíamos ayudar teniendo claro que lo principal era no molestar”, relata. La clave ha estado en coordinar los servicios que demandaban y los que ofrecían. De este modo, han desempeñado labores administrativas y organizativas, lo que ha permitido liberar de papeleo a los médicos que han tenido que atender casos de Covid-19. Traumatólogos y otros especialistas se han encargado de acompañarlos en las visitas, esperando en la puerta, eso sí, para “escribir las anotaciones en la historia, pedir las ambulancias o las pruebas necesarias y poner la medicación”, de forma que se han podido ver a más pacientes y no han tenido que estar poniéndose y quitándose los EPIs, con el aumento en el consumo de un material tan escaso que eso hubiera implicado.

La gestión de estos equipos, que en este centro no han faltado, también ha corrido a cargo del servicio que dirige el Dr. Suárez. “Nos encargamos de su distribución, de manera que ni se han derrochado, ni nadie que lo precisara se ha quedado sin él. El que ha tenido que llevar el equipo lo ha llevado, pero el que no lo necesitaba no”. 

Otras de las tareas de apoyo que han prestado ha sido en la farmacia, donde aumentó de forma muy importante la dispensación de medicamentos y donde se precisa siempre la firma de un colegiado.  “Se trataba de realizar todo ese trabajo que no se ve, pero que resta mucho tiempo a la atención al paciente”, indica este traumatólogo.

De forma paralela el servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología asumió otras muchas funciones como la jefatura de guardias, junto con cirugía general, para liberar de ese trabajo a UCI e internistas, la realización de curas, para que enfermería  atendiese a infectados por coronavirus o la ayuda en la Unidad de Hospitalización Domiciliaria, que se encarga del apoyo a las residencias de ancianos y a los hospitales San Juan de Dios y Benito Menni de Ciempozuelos, grandes centros psiquiátricos que están en el área de este centro. “En estas instalaciones se han vivido situaciones dramáticas y ha sido preciso darles apoyo”, explica este especialista. “Se les ha llevado medicación, equipos de protección, etc, pero la labor realizada desde allí-subraya- ha sido encomiable y yo les doy las gracias”. “Si hubieran tenido que venir al hospital hubiéramos colapsado”, confiesa. 

Organización de pruebas de imagen

Sumado a esto, el servicio ha organizado también todas las pruebas de imagen que estaban solicitadas. “Hubo que suspender lo no imprescindible, para no poner en riesgo a los pacientes y para que, tanto los aparatos, como los técnicos de Radiología rayos y radiólogos pudieran dedicarse a pruebas relacionadas con el Covid”, indica este médico.

Cabe subrayar que cada semana se realizan en este hospital alrededor de dos mil pruebas, que ha habido que clasificar para que ningún paciente que lo necesitara quedara sin atender.

Conectando pacientes y familias

Aunque, sin duda, entre las labores más gratificantes que han asumido estos facultativos ha estado la de servir de conexión entre los pacientes, obligados por las circunstancias a estar solos, y sus familias. “Hemos llamado a muchísima gente y son cosas bonitas que te hacen sentirte útil”, relata el Dr. Suárez.

Dr. Suárez

Reorganización de consultas

Todo esto lo han combinado con la reorganización de su propia actividad. En este tiempo solo se han llevado a cabo las operaciones y las consultas imprescindibles. Para ello ha sido vital establecer un protocolo que ha permitido clasificar a los pacientes entre prioritarios y no prioritarios.

La telemedicina, que este servicio ya había comenzado a utilizar a través del Portal del Paciente, se ha multiplicado y ha permitido atender a buen número de personas. De hecho, en las consultas de Traumatología, no hay una diferencia notable entre el número de altas dadas en febrero y el de marzo, lo que sí ha cambiado sustancialmente es la forma de prestar servicio.

Del mismo modo, es importante resaltar que buena parte de esta labor los médicos han podido desarrollarla desde casa, ya que se ha favorecido el teletrabajo, especialmente para los facultativos de mayor edad o con clínica respiratoria.

La nueva normalidad

Ahora, con la cosa “ya controlada”, toca volver a la denominada ‘nueva normalidad’. Sin embargo, así como la llegada del virus fue de repente, el regreso “está siendo poco a poco”, cuenta este médico que desprende pasión por su trabajo, como demuestra el dibujo que le ha dedicado su hija luchando contra el virus mientras organizaba las cosas con el ordenador portátil.

Dibujo de la hija del Dr. Suárez

Casado con una mujer médico también y con dos niños, la parte personal no ha debido ser fácil tampoco, pero ni tan siquiera han tenido tiempo de pensarlo demasiado.  “Cuando éramos pequeños y queríamos ser médicos, era para esto”, reconoce el Dr. Suárez. Lo ocurrido “nos ha permitido dejar de ser técnicos en Medicina y volver a ser médicos”, declara.

Por delante queda otra inmensa labor en la que, sin duda, la telemedicina seguirá teniendo mucho que decir. “Ya hemos terminado la Batalla de Berlín; ahora toca la Conferencia de Yalta”, subraya. Es el momento de reorganizar consultas y de hacerlo para que los pacientes “tengan toda la seguridad”.

En este sentido se está diseñando un sistema para que una parte importante de la labor se pueda llevar a cabo de forma no presencial por teléfono. Entre los objetivos, poder disponer de toda la información posible del paciente, antes, incluso, de que llegue a consulta. Del mismo modo, se realizará una clasificación de los mismos para atender las urgencias que no pueden ser demoradas.

De lo que no hay duda es de que lo vivido va a cambiar la organización de los servicios. “Lo bueno es que ha servido para que una determinada generación entre en esto y no hay duda de que vamos a hacer una mejor medicina”, afirma el Dr. Suárez, que, dentro del drama que suponen las cifras que ha dejado el coronavirus en España, anima a quedarse con “una parte que ha sido muy emocionante: ver cómo ha ayudado todo el mundo”.