Un año más, Madrid volverá a blindarse para la final de Copa de Rey que enfrentará al FC Barcelona, que repite por tercer año consecutivo, y al Alavés. Esta vez, la diferencia estará en que el nivel 4 de alerta antiterrorista -implica un alto riesgo de atentado- será la principal razón por la que se extremen mucho más las medidas. Se calcula que más de 2.500 efectivos velen por la seguridad de los aficionados, además de prohibir a vehículos pesados circular por las zonas colindantes del estadio.

Aproximadamente, unos 1.600 efectivos de la Policía Nacional se encargarán de reforzar la zona de seguridad tanto dentro como fuera del estadio. Junto con ellos, intervendrán también las Unidades de Intervención Policial (UIP), la Brigada Móvil, Unidades de Prevención y Reacción (UPR), Caballería, motos, guías caninos, radio patrullas, subsuelo, helicópteros y miembros de la Oficina Nacional del Deporte de la Policía Nacional.

Restricciones para el partido

Entre las 14.00h del sábado y la 01.00h del domingo quedará limitada la circulación de vehículos de más de 3.500kg cerca del Vicente Calderón. En concreto, las calles de Segovia, Ronda de Segovia, Glorieta de Puerta de Toledo, Embajadores, Acacias, Pirámides, Yeserías y el Río Manzaneras serán las zonas que se verán más afectadas por esta restricción.

Ya en Semana Santa, el Ayuntamiento de Madrid impuso una limitación similar para evitar atentados como los de Niza o Berlín en 2016. Esta vez, el reciente atentado producido en Manchester, en el que murieron 22 personas y 59 resultaron heridas, ha obligado a extremar las medidas ante un evento tan socializado como es una final de Copa del Rey.

Junto con ello, la delegación del Gobierno recomienda a todos los aficionados que acudan al Vicente Caderón que vayan con tiempo al estadio -unas tres horas y media antes- para evitar aglomeraciones en los controles de seguridad.

También habrá controles en las ‘fan zones’ de cada equipo -la del FC Barcelona en el Matadero de Madrid y la del Alavés en el parque de la Cuña Verde- y las líneas de autobuses y Cercanías cercanas al estadio serán reforzadas.

De nuevo, la polémica del himno

Como suele corresponder, la final estará presidida por el rey Felipe VI, que estará acompañado por miembros del Gobierno del Estado y de los gobiernos de Madrid, Cataluña y el País Vasco.

La polémica de todos los años estará servida. La pitada al himno nacional volverá a ser un tema de debate antes de que comience el partido. En la final de copa de 2015 celebrada en el Camp Nou ya se vio como los aficionados del FC Barcelona y del Athletic de Bilbao mostraron sus ikurriñas y esteladas a la vez que silbaban los acordes del himno.

Un año más, aficionados catalanes y vascos protagonizarán una escena que es consideran por unos una falta de respeto, y por otros la libertad de expresar un sentimiento que no debe ser censurado.