20N y una iglesia del barrio más aristocrático de Madrid volvía a dar cabida a los centenares de franquistas que se reúnen cada año para recordar al dictador. Mientras que, en el interior del templo, los tres sacerdotes que oficiaban la misa y alentaban el recuerdo a la “gran obra” de un “hijo tan excelso de la Iglesia”, dos mujeres acudían a las puertas para protestar pacíficamente ante el acto de ensalzamiento de la dictadura.

Con poco más de 20 años las dos jóvenes portaban carteles en los que podía leerse “Fuera fascistas de nuestro barrio” o “Fascismo legal, vergüenza nacional” y se mantenían en silencio hasta que los primeros franquistas en salir del responso por el dictador comenzaron a increparlas. Entre gritos de “dais vergüenza, hijas de puta”, “zorras” o “guarras”, las dos mujeres declaraban a ElPlural.com que habían acudido porque “evidentemente, no estamos de acuerdo con lo que está pasando aquí ahora mismo”.

Aunque aseguraban que tenían “mucho miedo” y que estaban “temblando”, permanecían plantando cara -como no hacen otras instituciones- a la multitud franquista que allí se congregaba, convencidas de su obligación moral, mientras los cientos de franquistas salían de la Iglesia y comenzaban los gritos de “viva Franco” y otros vítores fascistas.

Tras aguantar un rato de insultos, finalmente varios hombres comenzaron a agredirlas hasta que intervino la policía.