Francisco Nicolás Gómez Iglesias, conocido como el pequeño Nicolás, ha pedido hoy perdón al Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y ha alegado trastorno de personalidad, en el juicio celebrado en el Juzgado de lo Penal número 16 de Madrid.

La Abogacía del Estado en representación del CNI, que presentó la querella, ha pedido que el joven sea condenado por delito de injurias graves a los ejércitos, Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado a 180.000 euros.

El CNI se querelló contra el joven por unas declaraciones a medios de comunicación, en 2014, en las que dijo que le habían avisado de que su teléfono había sido pinchado por el CNI ilegalmente y que le constaba que ese organismo utilizaba esas prácticas con otras personas cuando "alguien representa un problema para personalidades del Estado".

Los peritos ven un trastorno de la personalidad
En el caso de que el juez aprecie un trastorno de personalidad en el pequeño Nicolás, que los peritos psiquiatras han dicho que padece de forma subsidiaria, podría aplicársele una circunstancia atenuante y la multa se quedaría entre 72.000 y 108.000 euros.

En el juicio, que fue suspendido el pasado enero a falta de un examen psiquiátrico y ha quedado visto para sentencia este martes, han declarado tres peritos forenses que, tras evaluar a Nicolás, han concluido que padece "un trastorno de la personalidad de tipo narcisista, iniciado en la adolescencia por la necesidad de tener una autoimagen importante".

Los expertos del instituto forense de los juzgados de Madrid calificaron la patología de "moderada", mientras que la médico propuesta por la defensa la consideró "grave" y que el joven vivió "una realidad paralela". Todos coincidieron en que Francisco Nicolás tenía su capacidad "muy limitada, pero no anulada" cuando realizó sus declaraciones en los medios de comunicación.

Pide respeto al CNI
La defensa ha pedido la absolución al alegar que Francisco Nicolás Gómez Iglesias padece un trastorno de la personalidad que hace que distorsione su percepción de la realidad y no sea consciente de las consecuencias jurídicas de sus actos.

El pequeño Nicolás no ha contestado, según ha dicho "por prescripción médica", ni a la fiscal ni al abogado del Estado ni a su propia letrada, sin embargo, sí ha hecho uso de su derecho a la última palabra. "Vengo de una familia militar por parte de padre, madre, tíos y abuelos, de rangos superiores del Ministerio de Defensa, que me han inculcado respeto a las instituciones y a quienes trabajan para todos nosotros, y desde pequeño lo he vivido", ha afirmado.

El joven ha pedido perdón al CNI: "Si he dicho algo que ha podido injuriar al CNI no tengo problema en pedir perdón y retractarme pues lo último que quería era perjudicar a cualquier institución o persona".