La esposa de uno de los 44 tripulantes del submarino argentino desaparecido hace ocho días, ha dicho este jueves que, aunque las familias aguardaban noticias con "esperanza", los marineros "no van a volver nunca más", sobre todo despues de que la Armada argentina hablara de una "explosión" en la zona de la desaparición.

"No nos quedó santo por rezar ni a nadie por pedir. No sé si hay un destino marcado para cada uno. Hay gente que no cree en eso, no volvieron y no van a volver nunca más", remarcó a la prensa Jessica Gopar, esposa del cabo principal Fernando Gabriel Santilli.

Al igual que familiares de los otros tripulantes, Gopar se encontraba en la Base Naval de Mar del Plata -adonde el pasado domingo debería haber llegado el submarino tras realizar un largo viaje por el Atlántico Sur-, cuando la Armada comunicó que se registró un "evento anómalo singular corto, violento y no nuclear consistente con una explosión" en la zona en la que el submarino argentino desapareció.

"Yo llegué (a la base) de casualidad a dejar el cartel (con un mensaje de esperanza) porque me había negado a venir por la angustia. Y cuando llegamos y alguien hizo así con la cara (negando), listo, lo primero que dije 'se murieron todos'", remarcó la mujer, quien aclaró que "tenía una mala espina" y este jueves se le confirmó.

Autoridades castrenses han pedido "prudencia" y no se aventuraron a opinar cuál puede ser el estado de los tripulantes "hasta no tener certezas u otros indicios", ya que se va a continuar con la búsqueda de la nave, todavía desaparecida, en la que están participando hasta 13 países.

Gopar, madre de un niño que cumplió hace unos días un año, ha recordado cómo la última vez que se vieron se dijeron que se encontrarían "pronto" y festejarían el cumpleaños del pequeño.

Crítica con las autoridades de la Armada por la "falta de información", la mujer se ha mostrado agradecida a todos los países que están colaborando en la búsqueda del submarino. "En este momento se olvidó Inglaterra de que habíamos tenido un conflicto con las Malvinas. Vinieron de todos los lados y lo agradezco de corazón", ha subrayado. "Eso me da confianza, que lo salieron a buscar, pero bueno, el mar es traicionero y no se sabe que puede haber pasado".

El submarino ARA San Juan había partido el lunes 13 de noviembre pasado del sureño puerto de Ushuaia y se dirigía de regreso a su base, en Mar del Plata, en la provincia de Buenos Aires. El viaje, con 44 submarinistas profesionales de la Armada, tenía como cometido participar en un adiestramiento integrado con la flota de mar y las aeronaves de la dotación naval.
A pesar de tener vasta experiencia en buques y otros submarinos, esta era la primera vez de Santilli en el ARA San Juan. "Acabo de perder a mi esposo y necesito contener a mi hijo", ha sentenciado Gopar, que ha confiado en que "todas las mujeres e hijos que se han quedado sin su papá" puedan unirse para hacer "justicia".

"Engañada" por la Armada

"No dieron ninguna explicación, según ellos lo saben ahora, pero ¿cómo lo van a saber ahora?", ha dicho Itatí Leguizamón, esposa del operador de radar Germán Oscar Suárez, en declaraciones a la prensa en la base naval de Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, a donde debería haber llegado el buque el pasado lunes.

"No dijeron que están muertos, pero es una suposición lógica, desde el miércoles están ahí", ha lamentado antes de considerar que las autoridades que se comunicaron con ellos estos días son unos "desgraciados, perversos" que "manipularon" a las familias.

"No viene de ahora, viene de hace 15 años atrás", de los "15 años de abandono que tiene la Armada". Porque para esta mujer la responsabilidad "es de todos", tanto del Gobierno anterior como del actual porque desde los años 70 "nadie invierte un peso" en la fuerza naval.