Se presta escasa atención, paradójicamente, a un elemento clave para explicar las dificultades vigentes en la financiación de las Administraciones Públicas. Este elemento es el de la creciente “desfiscalización” de la economía y de la sociedad españolas. Porque el agravamiento más reciente del déficit en la financiación pública no ha devenido fundamentalmente del crecimiento del gasto, ni tan siquiera del encarecimiento de la deuda, sino sobre todo de la caída dramática de los ingresos del Estado.

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