La periodista de Mediaset María Gómez ha decidido publicar una carta en las redes sociales, tras la polémica en la que se ha visto envuelta después de sufrir en directo, durante el Mundial de Rusia, cómo un aficionado la besó por sorpresa.

"Hola, soy María Gómez, periodista. Mi trabajo consiste en contar historias, así que os contaré la mía para que nadie lo haga por mí", escribe María Gómez.

Aficionados que complicaron el trabajo de las reporteras
La reportera empieza hablando de la oportunidad que ha supuesto para ella la cobertura del Mundial para Mediaset. "El camino para llegar hasta aquí ha sido largo: dos titulaciones universitarias y ocho años de experiencia profesional en radio y televisión, abordando distintos ámbitos de la profesión, tantos como enfoques exige un evento de esta magnitud", explica.

María Gómez añade que estuvo “meses” preparándose “para afrontar la tarea”, pero olvidó, según dice, “tener en cuenta el comportamiento de una minoría de aficionados que complicaron enormemente no sólo mi trabajo, sino el de muchas compañeras y compañeros reporteros", en referencia al acoso sufrido por algunas reporteras por parte de algunos aficionados. 

Al menos cuatro han sido los casos de acoso de aficionados a reporteras que han cubierto el Mundial mientras realizan una conexión en directo, entre ellas periodista de Globo Esporte, Julia Guimarães.

La periodista brasileña se preparaba para el directo cuando un espontáneo se dispuso a besarle en una mejilla. "No hagas eso. No vuelvas a hacer eso nunca más, ¿ok? No te he dado permiso para hacer eso. Nunca más, ¿ok? No es educado y no está bien. No vuelvas a hacer eso con una mujer. Respeta", le espetó.

Gómez mostró entonces su apoyo a Guimarães. "Son situaciones intolerables. Esto se tiene que acabar. No se pueden creer que nos pueden acosar. ¡Basta ya! Basta ya de este tipo de situaciones, basta ya de este tipo de hombres".

Un aficionado la llamó guapa
Ahora en su carta, la periodista de Mediaset narra que "después de haber vivido en primera persona estas graves faltas de respeto decidí simplemente poner límite a un comentario sobre mi aspecto físico que, en mi opinión, estaba fuera de contexto”. Gómez se refiere al encontronazo con un aficionado que la besó ante las cámaras, mientras hacía un directo y a otro que la llamó guapa.



Según la periodista,  el comentario de este último aficionado no lo consideró "apropiado ni ejemplar" dado "el momento tan sensible como el que vivimos", y por eso decidió "en un gesto espontáneo y carente de dobles intenciones" hacerle saber su postura "de un modo respetuoso pero firme".

"Al terminar la conexión, la situación se resolvió como se solucionaban las cosas antes de la era del uso incendiario de las redes sociales: con unas simples disculpas. Todo lo que ha ocurrido a posteriori ha sido ajeno a mi intención", añade.

Pide disculpas por sus piropos a futbolistas
La periodista expresa su “profunda admiración por todas y cada una de mis compañeras de oficio, por todas. Y conozco en primera persona las dificultades añadidas que conlleva el hecho de ser mujer y periodista, independientemente del aspecto físico”. Además, manifiesta su enfado con aquellos que la califican como la nueva Sara Carbonero. "Jolín, cuando hay un nuevo colaborador no dicen el nuevo Manu Carreño".

Ana Gómez termina su carta pidiendo disculpas por los comentarios que realizó en un espacio de la cadena que contribuyeron a la "cosificación de los futbolistas". Se refiere a una serie de afirmaciones en las que la reportera habla sobre la belleza de los jugadores de las selecciones participantes, que le valió muchas críticas. 

"¡Yo quiero dormir con el enemigo! Los pibones que están en la selección de Marruecos... ¡Es alucinante!", comentó la reportera. "Subía en el ascensor y decía 'pero madre mía, ¿cómo son todos tan guapos? ¡Todos! Y majísimos, por cierto. Alguien tendrá que consolarles...", añadió.

"Bastaron un par de intervenciones para darme cuenta de mi error y tras comunicarlo a la dirección del programa, dejé de intervenir en esa sección. De eso, precisamente, se trata: de ser capaces de reconocer nuestros propios errores".

La reportera pide una “reflexión serena” porque "somos muchos las mujeres y los hombres que trabajamos para que, muy pronto, estas denuncias dejen de ser necesarias".