El cuento de hadas de Màxim Huerta se ha tornado en un infierno. Siete días ha permanecido el periodista al frente de la cartera de Cultura y Deporte, un breve espacio de tiempo en el que no ha parado de recibir críticas. Finalmente, 218.322 euros que defraudó a Hacienda provocaron su dimisión

En el momento en que Pedro Sánchez anunció su nombramiento, España entera no salía de la incredulidad. Huerta no estaba en ninguna quiniela. Su designación fue duramente criticada por una parte de la sociedad, un reproche que se acentuó en cuanto se descubrieron varios tuits del periodista en los que manifestaba que ni le gustaba el deporte ni lo practicaba. Algo que molesto mucho a Màxim, que lo primero que hizo al dimitir fue cerrar su cuenta de Twitter, pese a que en una entrevista para El programa de Ana Rosa había dicho que no borraría los tuits de la discordia.

De entre todos sus férreos defensores, destacó la que fue durante muchos años su compañera, Ana Rosa Quintana. “Un orgullo para nosotros”, dijo de él la periodista.

Una relación venida a menos

Sin embargo, la caída de Màxim ha destapado que esta relación no eram ni mucho menos, tan bonita como se podría pensar. Después de que el exministro presentara su dimisión ante Sánchez, Ana Rosa revelaba que hace tiempo que ambos perdieron el contacto: “Es verdad que luego dejó la televisión y se marchó a escribir y no hemos tenido demasiado contacto en ese tiempo”.

Quintana expresó, además, que no le gustó nada la despedida de su excompañero, pero que había tomado la decisión correcta, porque “no podía hacer otra cosa, tenía que dimitir”.

Estas declaraciones no han gustado nada a Màxim. Así lo ha confirmado el programa Socialité, que señala que después de estas palabras, el periodista decidió apagar su móvil un día entero para desconectar. Solamente tuvieron acceso a él sus amigos más íntimos y su familia. Máxim reprocha a Ana Rosa que no le haya apoyado lo suficiente en este duro momento que le ha tocado vivir.