Miquel Barceló, asesor de programa de ciudades de la ONU, ha participado en el ciclo de charlas La construcción de las ciudades del futuro, en el Palau Macaya de la Obra Social ”la Caixa”. Cree que las ciudades del futuro serán más parecidas a las antiguas ciudades romanas, densas, en las que se podía vivir y trabajar. "Si la economía industrial era una economía de la especialización, la del conocimiento es una economía de la interrelación. Y la innovación social depende de esa relación entre las personas. Por eso, hay que crear espacios que inviten a esa relación", asegura en una entrevista en el portal social social Alma.

La ciudad del siglo XXI, a diferencia del modelo industrial, acoge los espacios de residencia y producción en el núcleo urbano, argumenta, y ello ha cambiado el urbanismo. "Estamos en un momento de transición. Hay un consenso mundial en que se debe pasar a un modelo de ciudad del siglo xxi para evitar el colapso. Hace poco, por ejemplo, estuve en Lima. Tardas unas tres o cuatro horas en atravesarla y, por lo tanto, la ciudad está permanentemente colapsada. A Bogotá, Buenos Aires y París les pasa lo mismo. Londres tiene un gran sistema de metro, pero también está colapsada; de ahí lo de aplicar una tasa de congestión a los vehículos privados para acceder al centro", comenta.

En su opinión, la solución está en un nuevo urbanismo enfocado a que la gente pueda vivir donde trabaja y superando problemas como la gentrificación. Propone como solcuión vivienda pública y alquileres para jóvenes, además de modelos de innovación social para evitar el "riesgo de hacer ciudades poco equitativas y poco cohesionadas socialmente".

El proyecto 22@ de Barcelona trabaja en la idea de recuperar el espacio público cediendo entre el 30 y el 40 %. "De ese 40 %, el 10 % son espacios verdes y otro 10 %, vivienda pública", subraya. "El nuevo urbanismo tiene que ponerse al servicio del interés público y ser capaz de generar espacios para los ciudadanos a partir de herramientas jurídicas", concluye.