El Tribunal Supremo ha rebajado la condena a Iñaki Urdangarin por el caso Nóos. El marido de Cristina de Borbón, quien alegó que ya había sido condenado por la sociedad y los medios de comunicación, pidió su absolución hace tres meses cuando trascendió la sentencia de la Audiencia Provincial de Palma de Mallorca que le condenaba a seis años y tres meses de prisión. La Fiscalía solicitó endurecer la pena hasta los 10 años. Los delitos que se le atribuyen son delitos fiscales, fraude, malversación y tráfico de influencias. Por su parte, la infanta Cristina fue absuelta. Eso sí, fue considerada responsable civil a título lucrativo por valor de 265.088 euros.

Iñaki Urdangarin quedó en libertad provisional y se marchó a Ginebra (Suiza) junto con la infanta Cristina, donde han esperado la sentencia tras el recurso presentado al fallo del tribunal balear. Allí, han participado en maratones. El cuñado del rey Felipe VI, participó en la media maratón de Ginebra, y recorrió los 21,1 kilómetros en 1 hora, 58 minutos y 11 segundos, según el resultado oficial publicado por el 'Harmony Genève Marathon'.

En la clasificación final situó en el puesto 2.528 de un total de 4.925 participantes y en su categoría de hombres a partir de 50 años se ha colocado en el 243 de 460. También la Infanta Cristina, hermana del rey Felipe VI, participó en una de las carreras del Harmony Genève Marathon, concretamente el sábado en la carrera Nordic Walking, con un recorrido de 10 kilómetros que hizo en 1 hora, 23 minutos y 8 segundos, según el resultado oficial de la organización publicado en la página web.

La pareja llevaba prácticamente una vida normal en Ginebra. Una vida que ahora se truncará. ¿Cuándo empezó todo a torcerse? ¿Cuál es su historia?

Un cuento de hadas (o casi)

Todo empezó a finales de los años 90. La relación se hizo oficial el 3 de mayo de 1997, pero la infanta ya había confesado -como es lógico- su relación a su círculo más íntimo: “Alucino. Estoy colada por ¡un jugador de balonmano!”. La pareja se casó tan solo cinco meses después, el 4 de octubre del mismo año. La boda les cambió la vida a ambos, pero ninguno de los dos sabía que podría ser el principio del fin.

En el año 2010 estalla el caso Nóos. Se trataba de un caso derivado del Caso Palma Arena, que investigaba a la cúpula del Instituto Nóos, es decir, a Urdangarin y a su socio Diego Torres, a quienes se le imputaban delitos de malversación, fraude, prevaricación, falsedad y blanqueo de capitales.

El jugador de balonmano acabó en el banquillo, y la infanta, también. La investigación fue abriéndose camino hasta llegar a la hija del rey Juan Carlos I. La imagen de toda una infanta sentada ante un juez fue impactante, pero aún más cuando trascendió un vídeo grabado con una cámara oculta con su declaración en el interior del tribunal. Sus respuestas, tan clarividente como “no sé”, “no me acuerdo” o “de eso se ocupaba mi marido”, pasaron a formar parte del rico refranero español.

La fase de instrucción llegó a su fin en enero de 2016 y comenzó el juicio con las magistradas Samantha Romero, Rocío Martín y Eleonor Moyá al frente. El 22 de junio de ese año nos dejó una imagen para la historia: la infanta sentada en el banquillo durante un juicio. Una fotografía que sirvió de argumento a quienes justificaban -y justifican- que la “justicia es igual para todos”.

La Audiencia Provincial de Palma de Mallorca falló y Urdangarin y la infanta se marcharon a Ginebra. Allí hacían vida normal, casi de matrimonio idílico. Tanto, que aunque la Casa Real llevaba años evitando el polémico tema así como una fotografía junto al jugador de balonmano, el incómodo encuentro se produjo el pasado 1 de julio de 2017 en Cotsworlds, Reino Unido. El rey Felipe VI y el exduque de Palma coincidieron en la fiesta por el 50 cumpleaños de Pablo de Grecia y los 21 de su primogénita, María Olympia.