Rosalía se está erigiendo como la reina de la música urbana española. Su propuesta musical es una mezcolanza de estilos e influencias, siempre partiendo de la base del flamenco. Y es que, el flamenco es un género muy fácil de moldear. Sin embargo, es también un mundo enquilosado en el pasado y en el que el término tradición supone una pesada cadena. Que se lo digan a Camarón de la Isla, posiblemente, el artista musical más grande de la historia de nuestro país.

El último éxito de la cantante catalana, ‘Malamente’, ha golpeado en las narices de la tradición flamenca y tal hecho ha suscitado bastantes críticas. En un reportaje de ‘El Español’, la activista Noelia Cortés afirma que Rosalía “usa a los gitanos como algo cool que incorporar a su disfraz, pero no le importamos socialmente hablando”. Cortés continúa: “Rosalía coge rasgos culturales ajenos, que son la resistencia de pueblos desfavorecidos históricamente, y los usa como quien se pone unas pestañas postizas. Desde su privilegio racial y económico puede vestirse de barrio bajo y de marginalidad sin sufrir lo que sufre la gente que sí vive esas cosas. Habría que plantearse por qué ahora en Malamente nombra a Undebel y se santigua, si es el Dios de los gitanos y a nosotros lleva tiempo ignorándonos o bloqueándolos al señalarle lo que no hace bien con nuestro pueblo”.

Noelia Cortés también expresó su parecer en un hilo en su cuenta de Twitter hablando de las claves de su forma de concebir dicho tema:

Pero, ¿por qué no puede Rosalía coger rasgos de otras culturas? ¿Hay que ser gitano para ponderar los valores de dicha cultura? Resulta llamativo la intensidad del debate cuando la máxima de la música es la libertad. Y más aún con el flamenco, uno de los géneros más voluble del panorama artístico. Desde Medina Azahara a Triana, pasando por Los Banis, Costa Sur o Los Travilis hasta El niño de Elche. Pretender coartar las alas de la creación musical de cualquier artista tiene nombre: fascismo.

En el videoclip de ‘Malamente’, podemos observar bastantes detalles que podrían considerarse como apropiación cultural, pero no como “antigitanismo”, una de las acusaciones vertidas contra Rosalía. Imágenes que evocan al mundo del toreo, un nazareno haciendo skate, todo bajo un halo de macarrismo cool y cultura del chándal. Ambientado por un ritmo urbano con ese halo flamenco característico de Rosalía. Tal producción recuerda a los realizados por Romain Gavras, exponente audiovisual del rap francés y la cultura de bloque.

La apropiación cultural es convertir elementos de otras culturas en la propia,  pero también una excusa para ofenderse. ¿De verdad ‘Malamente’ invisibiliza la represión del pueblo gitano por el simple hecho de ofrecer tal concepto a un público mainstream? ¿No es eso la historia de la música? ¿Es apropiación Manu Chao? ¿Amy Winehouse? ¿Federico García Lorca? ¿El Fary?

No se puede tampoco negar la persecución contra la etnia gitana y el racismo sufrido por dicho milenario pueblo. Pero, ¿la libertad artística para crear el formato musical que quieras, en base a tus gustos musicales, apropiándote de otras culturas, es odio? ¿Servirse de la tradición cultural del pueblo gitano es antigitano? 

Además, es llamativo que se hable también de falta de respeto a la cultura andaluza. Resalta el hecho de considerar que una persona catalana se esté apropiando de un movimiento cultural de una región de tu mismo país. Y es que esta reflexión no es más que un exceso de provincianismo, queriendo reducir la cultura española a cientos de culturas tribales y obviando la diversidad de la riqueza de España.

Se puede afirmar que Rosalía ha cometido apropiación cultural; sin embargo, ¿a quién le importa?