Los técnicos de Patrimonio Nacional comenzarán este lunes los trabajos de exhumación de cuatro personas en el Valle de los Caídos tras la sentencia en firme del Juzgado de El Escorial que pone fin a un duro litigio de seis años. A la causa de Manuel y Antonio Ramiro Lapeña Altabás, se ha sumado la de Pedro Gil Calonge y Juan González Moreno, estos dos últimos, pertenecientes al bando nacional. 

Estos trabajos en un primer lugar serán "arqueológicos" en la "fosa más grande de toda España". "A partir de ahí el siguiente paso ya es la exhumación", ha explicado el abogado memorialista Eduardo Ranz. Así, este lunes y martes los arqueólogos y científicos sacarán conclusiones para posteriormente emitir un informe que permita conocer cómo acceder al osario de la cripta del sepulcro.

Precedente histórico

"Es un precedente histórico, cargado de dignidad y trabajo, que pone fin a un proceso judicial de más de seis años, y que se cerrará con el reencuentro entre las víctimas del Valle y sus seres queridos", asegura Eduardo Ranz. Aunque ha habido tres entradas anteriores en diversas capillas del Valle (1980,1990 y 2010), subraya que "es la primera vez que se realizará con la sociedad española en su conjunto, como testigo".

Dura batalla judicial

La batalla judical la inició Purificación Lapeña, nieta y sobrina de los dos hemranos fusilados por el franquismo. Su caso llegó incluso al Tribunal Europeo de Derechos Humanos después de los múltiples reveses judiciales. Finalmente, en una sentencia histórica del juzgado de primera Instancia de El Escorial, que abre la vía para otros casos, se reconoció su derecho a extraer los restos de sus familiares de los columbarios de la cripta principal del Valle de los Caídos.

Han tenido que pasar casi dos años para que se ejecute la sentencia por la negativa del prior Santiago Cantera a que se practicasen las exhumaciones alegando que los trabajos podrían dañar la basílica donde también está enterrado el dictador Francisco Franco y el fundador de Falange, José Antonio Primo de Rivera. El pasado mes de marzo Santiago Cantera retiró su recurso contencioso administrativo contra las exhumaciones tras recibir un toque de atención de la Conferencia Episcopal.

Las familias se han tomado la noticia con una "alegría moderada" en un "proceso que terminará" cuando se "reencuentren con sus familiares".

Los hermanos Lapeña

Los hermanos Manuel y Antonio Lapeña (Villarroya de la Sierra, Zaragoza) fueron fusilados en 1936. Manuel, nacido el 3 de septiembre de 1892, desapareció, según el libro de familia, el día 14 de agosto de 1936. Su hermano Antonio Ramiro, natural de la misma localidad, era cinco años más joven y trabajaba como herrero. El delito de Manuel fue fundar la CNT en su pueblo natal. Se cree que días después del levantamiento militar del 18 de julio de 1936, Manuel Lapeña, fue detenido en “El Orcajo”, a las afueras de su pueblo. De allí le llevaron al barranco de La Bartolina, en Calatayud, donde le fusilaron.

Antonio Ramiro recibió el aviso de que la Guardia Civil venía a detenerle, y se echó al monte. Se entregó meses más tarde y fue fusilado el 20 de octubre de 1936 en la tapia del Cementerio Municipal de Calatayud, siendo sus restos arrojados en la fosa común del mismo.

Ambos fueron trasladados al Valle de los Caídos en 1959 con motivo de su inauguración. Los cuerpos llegaron al mausoleo erigido por orden de Franco el 8 de abril de 1959, “tal y como consta en el Registro de Inhumaciones de la Abadía Benedictina del Valle”. Manuel Lapeña Altabás figura con el expediente número 3.746, y Ramiro aparece con el expediente número 3.745, incoado el 27 de noviembre de 1937. Junto a ellos, otros vecinos de Villarroya de la Sierra. Es decir, su paradero se conoce desde hace muchos años.Pedro Gil Calonge procedía de Castejón del Campo (Soria), de profesión agricultor, fue reclutado en Soria por el bando nacional y destinado a Zaragoza. El 1 de junio de 1937, murió a causa de una herida de bala, recién cumplidos 27 años. 

Los nacionales Moreno y Calonge

El otro cuerpo que se exhumará es el de Juan González Moreno nacido en Arriate (Málaga), de profesión agricultor, y fue reclutado a los 28 años por el frente nacional. 

Moreno murió como consecuencia de una herida en la cabeza en un hospital de Jerez de la Frontera el día 1 de agosto de 1938, sin domicilio conocido. Posteriormente, el día 25 de abril de 1964, sus restos fueron trasladados al Valle de los Caídos, como se puede observar en la anotación de su registro de enterramiento, sin que hasta la fecha hayan sido devueltos los restos a su familia.

Por su parte, Pedro Gil Calonge procedía de Castejón del Campo (Soria), de profesión agricultor, fue reclutado en Soria por el bando nacional y destinado a Zaragoza. El 1 de junio de 1937, murió a causa de una herida de bala, recién cumplidos 27 años.