La espectacular crecida del río Ebro, que suma el deshielo con las lluvias caídas estos días, está dejando imágenes de campos anegados en su recorrido por Navarra y Aragón. Se trata de una avenida extraordinaria del Ebro similar a la que causó destacadas inundaciones y daños en 2015 y en 2003. Aunque el caudal máximo del Ebro en Castejón se ha registrado a las 10.00 horas, unos 2.682 metros cúbicos/segundo, la tendencia, desde entonces ha sido descendente, apuntaba la Delegación con datos de la Confederación Hidrológica del Ebro (CHE).

Por su parte los habitantes de los municipios de la Ribera Alta viven con preocupación las horas previas a la punta de la crecida extraordinaria del río, al que no dejan de mirar de reojo, aunque al menos con la tranquilidad que da ver que las medidas de protección han llegado a tiempo.

Calma y tensión, por tanto, se mezclan en las caras y en las palabras de los vecinos y vecinas de las localidades de la Ribera Alta. La calma está en la tierra. La tensión, en el agua. La calma viene de los trabajos de prevención que se están haciendo. La tensión, del agua que empuja un Ebro desbordado. La posibilidad del desalojo es grande.

La primera localidad que visita el río a su paso por Aragón es Novillas, donde la Unidad Militar de Emergencia (UME), movilizada ayer, lleva todo el día instalando medidas de contención en las calles más vulnerables a la avenida. La prioridad es proteger los domicilios, que, en riadas anteriores, como las de 2003 y 2015, quedaron anegados.

Es el caso de Isabel, que se mudó hace justo una semana a una de las casas más cercanas al cauce y que se ha visto obligada a proteger sus muebles recién trasladados para que no sufran daños. "Teníamos que haber esperado una semana más", se lamenta ahora.

Como buena parte de los vecinos de la zona, responsabiliza a las autoridades por no limpiar el río, pero se muestra agradecida con sus nuevos conciudadanos, una gente "muy acogedora" que para cualquier cosa le dicen: "Aquí tienes mi casa".

Más preocupados se veía a los vecinos de Boquiñeni, que esperan la punta para esta madrugada, entre las 2 y las 4, según los expertos del lugar, por lo que muchos de ellos ya se van concentrando en los caminos próximos al río para ver su evolución. Es una carga más "psicológica" y de "desasosiego" que otra cosa, apunta uno de ellos, que señala a una mota justo enfrente como responsable de su sufrimiento.

Mientras tanto, reciben con tranquilidad noticias desde aguas arriba, desde Navarra, donde les dicen que la punta en Castejón de Ebro no ha sido tan alta como se esperaba, y que el río Arba, desbordado en los días previos, también ha desembocado menos caudal del esperado.

En el caso de esta localidad ribereña el agua sí que ha entrado en las calles, tanto por desbordamiento como por filtración a través de las tuberías, y ya amenaza los garajes y naves más bajos.