Recientemente se ha montado un cristo (y nunca mejor dicho) con el famoso fotomontaje que ha sido denunciado por una cofradía de Jaén, ofendida porque un joven haya utilizado la imagen de un cristo para poner su rostro.

El artículo 525 del Código Penal condena aquellos que traten de ofender a los miembros de una religión, pero ahora bien. Si la ofensa es provocada por la falta de coherencia de esa fe, ¿Quién es el culpable, el que lo señala o el que no cumple con su propia religión?

Seré más llano, ofenderse por la alteración de una escultura cuando en realidad la biblia (Hechos de los Apóstoles 7:39-42, 1 Juan 5:21) prohíbe taxativamente el culto a las imágenes es cuanto menos incoherente, pero más grave aún resulta cuando la ofensa reside en que un chaval ha puesto su rostro en la efigie de Cristo, siendo eso en realidad una tradición en la historia del arte español.

Por lo tanto bien podríamos los artistas acusar a los ofendidos y a los tribunales que lo han sentenciado de temerarios al desconocer todo un género que durante siglos se ha empleado en el arte de nuestro país.

El retrato a lo divino
Desde el siglo XVI hasta pleno siglo XX se vienen poniendo en España rostros humanos a personajes divinos. Álvarez del Manzano está en una iglesia de Madrid haciendo de San Isidro y nadie se ha rasgado las vestiduras.

¿Nos podríamos ofender los madrileños porque a nuestro santo patrón le hayan puesto la cara de Álvarez del Manzano?Pantoja de la Cruz puso el rostro de María de Baviera (suegra de Felipe III) a la parturienta que atiende a Santa Ana, Lucas de Heere no se cortó en poner la cara de Felipe II al rey Salomón e incluso el propio Zurbarán pintó a infinidad de Santas con el rostro de pudientes damas sevillanas.

María de Baviera haciendo un cameo en un cuadro sobre la natividad de la Virgen, ¿no es esto una falta de respeto?No es cierto por tanto, que lo del chaval sea más ofensivo, ya que puestos a buscar el daño más grave es lo que hizo Velázquez al travestir al muchacho que aparece en el cuadro de la Vieja friendo huevos en Marta para el cuadro de Cristo en casa de Marta y María.

 

¿No hiere los sentimientos religiosos que Velázquez utilice a un adolescente travestido para hacer de Marta en el cuadro de Cristo en casa de Marta y María?No es el único caso, los modelos de Velázquez parecen repetirse en tres cuadros viéndose los mismos rostros en La fragua de Vulcano, La túnica de José y en La Riña de Soldados. Con lo cual creo que si vemos delito en lo del chaval jienense sería sencillamente insoportable que Velázquez hubiese utilizado a rufianes que se matan por unos naipes para representar a personajes bíblicos, y ojo que la Inquisición no dijo nada.
Pero continuemos en esta espiral de ofensas religioso-artísticas. Alguien podría decir que la imagen de la que hablamos es la de cristo y por lo tanto tiene mayor importancia, bueno pues la propia Hermandad del Cachorro admite en su página web una historia que aunque solo es leyenda es difundida sin atisbo de ofensa narrandose cómo el cristo que talló Francisco Ruiz Gijón lo hizo inspirándose en el rostro de un gitano que murió en una reyerta.
Seguimos. Entrado el siglo XIX Agapito Vallmitjana utilizó de modelo al pintor Eduardo Rosales para su famosísimo Cristo yacente que hoy se encuentra en el Museo del Prado. Pero no fue el único crucificado con la cara de Eduardo Rosales, el murciano Domingo Valdivieso y Henarejos también lo tomó de referencia e incluso fue premiado por ello  con medalla de oro en la Exposición Regional de Valencia en 1867.

Hasta tres veces posó Eduardo Rosales para que se pusiese su rostro y cuerpo a Cristo ¿no deberían resultar ofensivas las obras de arte que de tal posado surgieron?Y para colmo no viene mal recordar a los tribunales y la cofradía jienense que hasta hace no mucho tiempo en el Museo Provincial de Jaén ha estado otro cuadro de Domingo Valdivieso en el que volvió a utilizar el rostro y el cuerpo de Eduardo Rosales para representar a Cristo.

Es más, Francisco Pompey en su guía gráfica y espiritual del Museo del Prado, reconoce que al utilizar “la figura del pintor madrileño” Domingo Valdivieso terminó “glorificando el cuerpo desnudo de Cristo”.

Por lo tanto, si no son coherentes en sus planteamientos teológicos los denunciantes, séanlo los jueces y retiren de inmediato esculturas del Museo del Prado, cuadros de la National Gallery de Londres y pasos de la semana santa sevillana antes de que cualquier persona con las mismas razones se ofenda. Porque incluso, los pintores, escultores y demás artesanos bien podríamos poner el grito en el cielo ante prácticas religiosas que en las que los fieles dan cabezazos, untan con anís, sumergen en los mares, ríos y fuentes a obras de arte que salen de nuestra mano.