Francisco Franco Martínez-Bordiú, nieto mayor de Francisco Franco, se sentará a partir de este lunes en el banquillo de los acusados en la Audiencia Provincial de Teruel. El ‘nietísimo’ del dictador está a acusado de un delito de atentado contra la autoriad, otro contra la seguridad vial y otro de daños por embestir al vehículo de la Guardia Civil que intentó detenerlo allá por la primavera de 2012.

Fiscalía y acusación piden seis años de cárcel y multas de 26.500 euros. Sin embargo, en la noche de los hechos, el nieto del dictador no estaba sólo. Le acompañaba Silviu Nicolae - trabajador de nacionalidad rumana de su finca en Teruel-. Para este, la petición es de dos años de prisión.

Franco siempre ha mantenido que aquella noche él estaba en Madrid y pide su absolución. Además, el escrito que presentó es un cúmulo de ataques contra la Guardia Civil, a la que acusa de incriminarle por su notoriedad pública. Incluso llega a afirmar que los agentes coaccionaron a un testigo y gracias a ello se hicieron con pruebas de manera dudosa, según su versión.

Los hechos

Este incidente ocurrió el 30 de abril de 2012, cuando una patrulla de tráfico se topó con un Toyota Hilux a la altura del kilómetro 210 de la N-234. Los agentes maniobraron para cambiar de sentido e indicarle que detuviera el vehículo. No obstante, el coche, lejos de detenerse, emprendió una huída a gran velocidad “sin respetar señal de tráfico alguna” y poniendo en peligro la vida de los agentes como la suya propia. Franco, presuntamente, realizó un brusco cambio de sentido para culminar su maniobra de escapismo.

Después de una persecución de unos 30 kilómetros de duración, los agentes dieron caza al vehículo fugado, lo que obligó a los fugados a detenerse. Según la Fiscalía, los agentes vieron que el copiloto portaba “un arma de fuego larga”, por lo que uno de ellos hizo uso de su pistola -como elemento disuasorio-, para ordenarles que salieran del coche.

De nuevo, el vehículo volvió a fugarse y obligando a los agentes a esquivar la maniobra de marcha atrás del coche, que acabó embistiendo al automóvil de la Policía. Desde entonces, los dos agentes creyeron reconocer al nieto del dictador por la coronilla, aunque no podían aseverarlo con seguridad.