Una campaña impulsada por investigadores de inteligencia artificial (IA) ha sembrado el pánico y la sorpresa a partes iguales entre la población mundial. Todo ello a raíz de la realización del cortometraje  Slaughterbots, en el que se describe un futuro desconcertante y terrorífico por culpa de la existencia de armas autónomas letales, que seleccionan y disparan contra objetivos humanos sin la necesidad del control de una persona.

Lo más inquietante del vídeo es la sencillez con la que se accede a esta clase de armamento. Podría parecer una película de ciencia-ficción, pero es una realidad cada vez más cercana a nuestro días. De hecho, la campaña Stop Killer Robots pretende concienciar a la sociedad del peligro que acarrean estos nuevos artilugios.

La inquietud también ha llegado hasta las Naciones Unidas, que hace dos semanas comenzaron las primeras conversaciones oficiales para la regulación de este armamento. Durante siete días, expertos de los países miembros y personas de prestigio del mundo académico, de la industria y de la sociedad civil mantuvieron un debate sobre el futuro que podría abrir este nuevo campo en todos los aspectos de la vida cotidiana.

Regulación o prohibición

Los investigadores del sector llaman a la regulación de estas armas, o a la prohibición en su defecto. Cientos de expertos canadienses en IA, por ejemplo, han pedido a Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, que se pronuncie contra los robots asesinos. A la par, otros tantos científicos conminaron al primer ministro australiano a realizar una declaración semejante. Además, les reclamaron que exigieran su prohibición en la cumbre anual de la ONU sobre control de armamento.