“El adulterio de la mujer es un gravísimo atentado al honor y la dignidad del hombre. Existen sociedades en las que la mujer adúltera es lapidada hasta la muerte. En la Biblia, podemos leer que la mujer adúltera debe ser castigada con la muerte”. Estas palabras podrían estar sacadas de una homilía o de la Sección Femenina durante el Franquismo, por ejemplo, pero las ha escrito un juez en 2017.

Los portugueses no salen de su asombro ante esta sentencia del Tribunal de Apelación de Oporto en la que se justifica la violencia doméstica a una mujer por parte de su exmadrido y su antiguo amante porque ella cometió adulterio.

 Junto a estos argumentos, el tribunal cita otros textos del Código Penal de 1886 para dejar en suspenso las penas de cárcel contra los dos hombres, ratificando así la decisión tomada antes, en el mismo sentido, por otro tribunal portugués.

La sentencia ha sido duramente atacada por entidades judiciales, pero sobre todo por organizaciones feministas, como la Unión de Mujeres Alternativa y Respuesta, que la considera el reflejo de la mentalidad “patriarcal, machista y sexista” que todavía existe en parte de la sociedad portuguesa.

La sentencia en ningún momento niega la violencia contra la mujer, incluso llegando a condenar al exmarido y al amante por esto, pero, acto seguido, la deja en suspenso por la razón del adulterio.

Los hechos ocurrieron hace dos años, cuando la mujer ya había cortado cualquier relación con los dos hombres y presentó una denuncia por varias agresiones violentas e, incluso, el secuestro por parte de su exmarido, según ha recogido la prensa lusa.