No es habitual escuchar la palabra Sintrom y niños en una misma frase. Por lo general, este fármaco anticoagulante, se prescribe a una edad más próxima a las últimas décadas de la vida que a las primeras. Sin embargo, “algunas enfermedades muy raras pueden favorecer la trombosis”, lo que hace necesario que los pequeños tengan que ser tratados con este tipo de medicación.

Así lo cuenta a ELPLURAL.COM el doctor Francisco Martoshematólogo y coordinador de la consulta de hematología pediátrica del Hospital General de Villalba, el primer centro que incorpora a un niño a su programa de control de la anticoagulación oral mediante Telecontrol. El sistema funciona desde hace “aproximadamente dos años en los cuatro hospitales públicos de QuirónSalud en la Comunidad de Madrid: el de Villalba, la Fundación Jiménez Díaz, el Hospital Infanta Elena de Valdemoro y el Rey Juan Carlos de Móstoles”.

Pero nunca había participado un menor en él. “De momento se trata de un único paciente de cuatro años, pero este mismo mes introduciremos a otro”, apunta este especialista.

Mejor control y calidad de vida

Al igual que los adultos, los niños tratados con antagonistas de la vitamina K (Sintrom) han de hacerse controles analíticos periódicos para medir el nivel de coagulación y reajustar las dosis, lo que supone, por norma general, tener que desplazarse hasta el centro de salud o el hospital.

El sistema de Telecontrol permite evitar esos desplazamientos y hacerlo en casa, una gran ventaja para cualquier paciente, pero sobre todo para los pequeños.

“Los padres tienen que hacer un gran esfuerzo para acompañarles a sus visitas de control. Si trabajan, han de coger días libres, y los niños ven modificadas todas sus actividades diarias”, subraya el doctor Martos.

Pero lo más importante, y “la razón fundamental por la que nos decidimos a dar el paso, es que sacamos al niño del ámbito hospitalario, hacemos que no tenga el concepto de que estoy mal y tengo que ir al hospital cada cuatro semanas”.

El pequeño, además de “estar mejor coagulado”, no ha de faltar al colegio y no ve alterada su rutina, lo que “mejora en gran medida su calidad de vida”.

Una pequeña punción

Para realizar en su domicilio la medición, la familia recibe un coagulómetro portátil “idéntico al utilizado en las consultas”. Además, se les imparte “una clase presencial de unos 45 minutos con el personal de enfermería y nosotros, los hematólgos”, en la que se les enseña a utilizarlo y se lleva a cabo una prueba práctica.

Realizada la punción en el dedo (punción capilar), la muestra de sangre su coloca en la tira. El resultado que muestre el aparato se remite al especialista a través de una intranet, del Portal del Paciente. El hematólogo valora el resultado y envía, por la misma vía, el tratamiento a seguir y la siguiente fecha de control.

En el apartado de observaciones “les pedimos siempre que nos cuenten algo, cualquier incidencia”, puntualiza este hematólogo del Hospital de Villalba. Al igual que en ocurre en adultos, hay múltiples factores, sobre todo alimentarios, que pueden cambiar la acción del Sintrom. A esto se suma que “la biodisponibilidad del fármaco todavía no es igual que en un adulto, por el propio crecimiento incluso, lo que hace que en niños sea aún más complicado”.

Los doctores Rafael Martos y María Yuste, hematólogos del Hospital de Villalba. 

El seguimiento es, por tanto, fundamental, teniendo en cuenta también que “la experiencia actual en niños con anticoagulantes orales es limitada y de escaso nivel de evidencia, por lo que se requiere un control más frecuente de los parámetros de coagulación y mayor precaución de cara a evitar posibles efectos secundarios, los más frecuentes, hemorragias”, indica el doctor Martos.

“Nos escriben si han estado acatarrados, han tomado antibiótico, cualquier apunte nos puede resultar útil, y no tiene que ser siempre malo. Nos han puesto también que han estado en la playa y lo han pasado fenomenal”.

Cada 6 meses, “que es cuando se suelen acabar las tiras”, citamos a la familia para comprobar que el aparato funciona correctamente, pero el niño no tiene que venir”.

El programa de control de la anticoagulación oral mediante Telecontrol es, no obstante, una ventaja añadida que se ofrece a las familias. “Si tienen cualquier duda, creen que se han pinchado mal o no les apetece pincharse ellos mismos, siempre tienen el centro a su diposición”.