Poco conocido, pero relativamente frecuente. El Síndrome de Congestión Pélvica afecta a alrededor del 15-20 por ciento de las mujeres de entre 20 y 50 años, sobre todo, tras haber pasado un embarazo.

“Se trata de varices en la pelvis, y la gestación supone un denominador común, ya que las venas gonadales que llevan la sangre del útero y del ovario fallan, se dilatan” explica a ELPLURAL.COM el doctor Ignacio Lojo, jefe del servicio de cirugía vascular del Hospital Quirónsalud A Coruña.

La mayor parte de las pacientes que llegan a consulta están en edad fértil y no superan los 40 años. Hay casos en los que tienen antecedentes de embarazos múltiples, ovarios poliquísticos o alteraciones hormonales.

Dolor abdominal o lumbar

La sintomatología, no obstante, es fácilmente confundible con la de distintas patologías ginecológicas. El síndrome de congestión pélvica se caracteriza por “dolor agudo u opresivo a nivel abdominal o lumbar”, detalla este cirujano, que añade también que se trata de “un dolor no cíclico que empeora al estar mucho de pie”.

Del mismo modo, hay casos en los que las afectadas pueden presentar menstruaciones dolorosas y abundantes, flujo vaginal o dispareunia, dolor al mantener relaciones sexuales. En este caso hay dos tipos “intracoital o postcoital,” que es aquel que se presenta “entre 30 y 45 minutos después” del acto.

“Si durante un tiempo, más de seis meses, se tiene sensación de pesadez o de tensión no relacionado con el ciclo menstrual” se debe consultar, destaca el doctor Lojo. Solo cuando “se descarta que haya problemas ginecológicos, se actúa sobre las varices pélvicas”.

Del mismo modo, hay dos factores importantes a tener en cuenta “si la paciente ha tenido hemorroides y varices vulvares durante la gestación”.

Casos asintomáticos

Sin embargo, no siempre hay dolor. “El 79 por ciento de las pacientes multíparas, aquellas que tuvieron más de un embarazo, puede tener varices pélvicas, pero solo el 50 por ciento presenta sintomatología”, aclara este médico del hospital coruñés.

En estos casos no hay que intervenir. “Solo si hay síntomas y/o varices atípicas o en la extremidad que tengan origen pélvico, hay que tratar a la paciente”.

Tratamiento seguro y con alto porcentaje de éxito

El diagnóstico se confirma a través de una ecografía transvaginal. En algunos casos, los menos, puede ser necesario un TAC o una resonancia con contraste.

El tratamiento es ambulatorio y los resultados, muy positivos. “La paciente es intervenida por la mañana y se va a su casa por la tarde”, cuenta a este medio el doctor Lojo.

El procedimiento utilizado es el de embolización, una técnica poco invasiva que se realiza con anestesia local. “Pinchando una vena, generalmente del brazo, entramos con un catéter, depositamos el material, una especie de muelles metálicos diminutos llamados 'coils' y espuma y nos retiramos”, narra este especialista.

Heparina y un calmante por si hubiera molestias es lo único que se prescribe a la salida del hospital. En pocos días el dolor desaparece de forma progresiva. “La sintomatología mejora muy rápidamente, y el porcentaje de mejora supera el 93%”.