Este 8 de septiembre se celebra el Día de Extremadura, que coincide con el Día de Asturias. Tradicionalmente se celebra con una misa en el Monasterio de Guadalupe, mientras que los actos institucionales se adelantan al día 7. Distintos partidos de izquierdas, movimientos sociales y colectivos, proponen que el día de la Comunidad Autónoma sea el 25 de marzo, en homenaje a la rebelión campesina extremeña.

La celebración de la festividad se inició en 1985, en la localidad de Guadalupe, donde se ubica uno de los símbolos de la identidad extremeña, el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe. Santuario de la Virgen de Guadalupe, patrona de la comunidad extremeña por las implicaciones históricas y culturales que a través de la santa unen al pueblo con Iberoamérica.

Dos años después se trasladaron las celebraciones a la localidad cacereña de Trujillo, donde llegaron a reunirse unas 100.000 personas cada año para participar en los actos culturales, folklóricos, deportivos y políticos.

Sin embargo, desde 1993 se celebran en Mérida, la capital de Extremadura, donde tienen lugar dos actos por separado, uno de corte institucional, y otro de carácter social, ambos se celebran el día anterior a la festividad, es decir el día 7 de septiembre. En el acto social, celebrado en el Teatro Romano de Mérida, se produce la entrega de las Medallas de Extremadura a todos aquellos galardonados.

Rebelión contra la Ley de Reforma Agraria 

Con un paro agrario que suponía el 63% del total y un reparto de tierras, a través de la Ley de Reforma Agraria, que no contentaba a nadie, en la mañana del día 25 de marzo de 1936, los campesinos ocuparon los campos de Extremadura. Siguiendo las instrucciones de la FNTT, unos 80.000 yunteros extremeños ocuparon casi 250.000 hectáreas en más de 280 pueblos simultáneamente. Sus únicas armas, las azadas y otras herramientas rurales, que usaran para marcar las lindesde la nueva tierra incautada.

La instrucción después era regresar a sus respectivos ayutnamientos para que alcalde, concejales y funcionarios firmaran un acta de comparecencia. Después, siguieron con sus jornadas como cualquier otro día. Las consecuencias vendrían poco después, con el estallido de la Guerra Civil y la campaña de Extremadura, que lejos de jugar con la estregia bélica, buscó la venganza por la revolución agraria. En la masacre de Badajoz fueron asesinadas 4.000 personas en sólo dos días, con ríos de sangre corriendo por las calles de la ciudad extremeña.