La particular forma de hacer justicia hace al juez Frank Caprio uno de los magistrados más curiosos de Estados Unidos. Tiene 80 años y parece estar dotado de buenas tablas para resolver los delitos menores con humor [aunque no lo busque, siempre logra sacar una sonrisa en la sala].

¿Cuál es su particular forma de trabajar? Para empezar, Caprio trabaja en un juzgado municipal de Providence (Rhode Island) desde 1985, y lo hace con las mismas ganas del primer día. El excepcional vínculo que mantiene con la comunidad a la que sirve como juez le hace entender con precisión las necesidades de los vecinos y las circunstancias que dominan sus vidas.

Lo hace charlando con los hijos de los acusados [en caso de que los tengan]. Para ello, primero pregunta al adulto que esté en pie en el banquillo: ¿"Quién es el pequeño que está contigo?". Después invita al niño a niña correspondiente a subir al estrado para "ayudarle con algunos problemas del caso". 

Es entonces cuando ofrece distintas alternativas a los niños dependiendo del delito que se esté tratando [siempre leves y menores], con el fin de ofrecer a las familias el más justo de sus veredictos. 

En un caso en el que procesa a un hombre por aparcar mal el coche, llama al hijo del mismo para que le ayudara a encontrar una solución. "Tengo tres opciones: multarle con 92 dólares, 30 dólares o nada. ¿Qué piensas que debo hacer?"

El pequeño, convencido, responde que la multa de su padre debe ser de 30 dólares. Entonces, Caprio acepta. Al preguntarle y saber que no ha desayunado, prosigue: "Voy a llegar a un pacto con tu padre. Si te lleva a tomar algo le perdono la multa, pero vas a tener que pedir muchas cosas".

La forma de trabajar del magistrado Caprio es tan diferente, que incluso los vídeo que llegan desde la sala se están haciendo virales. Tanto que hasta se ha hecho una serie de televisión bajo el nombre 'Caught in Providence' que ya suma millones de visitas en YouTube.

Pero se recuerda: estos son casos reales de personas reales, no ficciones interpretadas por actores. 

Una sensibilidad muy especial con los niños

La forma de actuar de este magistrado parece insólita y fuera de lo común. Pero admite tener una especial sensibilidad con los niños que le hace invitarles a subir al estrado con él.

No obstante, la actitud de Caprio también tiene un referente pasado: su abuelo fue arrestado una noche mientras jugaba a las cartas con unos amigos, por una pelea. "Mi abuela suplicó al juez para que no lo mandara a prisión mientras mi padre pedía disculpas", narra. 

"El tribunal debe ser un lugar amistoso, no de confrontación o donde se ridiculice a la gente por sus acciones"

Fue entonces cuando el juez pidió al hijo que se acercara [tal y como hace él ahora] para mandarle a su casa por considerar que era un buen hombre que sólo tuvo "una mala noche". Para Caprio, ese juez tuvo un gran impacto en sus vidas.

Es por eso que ahora busca repetir modelo con el fin de hacer buena justicia. Para este longevo magistrado, "el tribunal debe ser un lugar amistoso, no de confrontación o donde se ridiculice a la gente por sus acciones". Se declara en contra de que la justicia transmitan una imagen donde las autoridades "va a la caza de la gente". 

"Estamos aquí para ayudar. No hay un día en el que no piense en esa historia, especialmente cuando hay niños en la sala", concluye.