Es muy probable que hayan asentado conceptos falsos, difundidos por la publicidad o una sociedad en muchos aspectos machistas, que ha servido para alimentar el ego del sexo dominante en esta civilización.

Vivimos en una sociedad de consumo, donde mito, fantasía y realidad conviven sin reconocer muy bien dónde están los límites de cada uno. En relación al sexo, estos límites están aún más indefinidos y difusos.

Hemos aceptado como reales numerosas ideas que en un principio fueron creadas para vender algún producto o para excitar la imaginación, creando una mitología del varón que es necesaria repasar para en algún caso derribar.

Los conceptos y realidades varían con el tiempo y lo que en un pasado no demasiado lejano era ridículo, feo y espantoso, en la sociedad moderna se alaba, envidia y desea, sin ser necesariamente algo necesario ni vital, simplemente se acepta o se rechaza como una moda pasajera.

Primer mito o moda social, el tamaño del pene

En la antigua Grecia, se pensaba que el pene pequeño y encogido era símbolo de hombría, de capacidad del individuo de ejercer su voluntad sobre el miembro masculino, y esto era digno de alabanza para el hombre. Por el contrario, un miembro viril erecto y excesivamente grande era propicio para la mofa y el ridículo, recuerden a Príapo y su fastidiosa maldición de poseer un falo gigantesco y siempre erecto.

En la actualidad, poseer un buen tamaño es admirado y comparado con el valor y la fuerza, y con la capacidad de ofrecer buenas y satisfactorias relaciones sexuales, pero este es el más claro ejemplo de mitología y falacia, de falsedad y creencia.

Es preciso aclarar una vez más que el placer de un hombre y una mujer no tienen absolutamente nada que ver con el tamaño del pene. Y esto es debido a una sencilla razón, está suficientemente comprobado que el área de mayor sensibilidad femenina es el clítoris y la entrada del conducto vaginal, por lo que todo órgano masculino capaz de rozar firmemente la zona inicial de la vagina estará tocando directa o indirectamente el clítoris y la parte anterior vaginal y, con eso, es suficiente.

Lo verdaderamente importante, en este sentido, es que en el momento del coito la pareja como uno solo busque la zona de mayor sensibilidad; es mejor tener conocimiento, control, buen gusto e interés que tamaños y anatomías. Los griegos sabían más de esto que nosotros…

La masturbación y la eyaculación precoz

Tanto la masturbación como la eyaculación son por cultura y educación dos monstruos sobre los que no solemos tener suficiente información y podemos llegar a pensar que guardan alguna relación, pero es un mito más, pues no existe prueba ni demostración alguna sobre la eyaculación prematura y el auto placer.

Ahora bien, los miedos mal infundados que se ejercen por nuestra cultura (religiosa sobre todo) atemorizan a los más jóvenes sobre males que supuestamente acarrea la masturbación como la ceguera, la caída de pelo que puedes sufrir, retrasos o castigos humanos y divinos.

Todo esto hace que esta acción, que sirve para la relajación, el desarrollo de la imaginación, de la concentración y el conocimiento de uno mismo, se realice con rapidez y temor y esto sí que puede afectar a una eyaculacion precoz, pero simplemente porque se mal acostumbra al órgano sexual a actuar con rapidez, aunque no es un problema a largo plazo ni que implique permanencia, el tiempo y la práctica de la relación sexual con la pareja estabilizará los tiempos.

Otro de los mitos más extendidos es que el alcohol, la marihuana y otras drogar sirven de remedio para la eyaculación precoz. Es mentira, lo que ocurre es que la eyaculación es un reflejo y, como tal, se ve alterado como consecuencia de los efectos secundarios de estas sustancias. Sin embargo, a la larga, pueden provocar disfunción eréctil, pérdida del deseo sexual…

A menudo se piensa también que la eyaculación precoz es una consecuencia de la infertilidad, sin embargo, son dos patologías completamente distintas que no tienen nada que ver entre sí, por lo que además de un mito es algo absurdo.

Otros pequeños mitos masculinos

La cantidad de falsos mitos que se han construido alrededor de la sexualidad del hombre son tantos y tan variados que necesitaríamos varios documentos como este solo para esbozar el problema. A modo de síntesis, deberíamos añadir que cuando se termina una relación sexual o sentimental, el Ex novio sentirá la separación como una pérdida, por lo que el dolor suele ser más intenso que en ella, siendo falsa la creencia popular de que es el que menos sufre cuando una pareja rompe.

Siguiendo con estas más que dudosos mitos, podríamos señalas ese que dice que el hombre no falla, cuando en realidad el hombre adulto normal suele tener una insuficiencia eréctil cada 5 ó 6 intentos de coito. Quien dice que nunca ha fallado, miente. Una simple preocupación o una distracción en el momento de máxima tensión son suficientes para provocar la pérdida del mecanismo productor de la erección.

Tampoco es cierto que el deseo y la potencia sexual disminuyen después de los 40-45 años, esta creencia ha dado lugar a otro mito, esta vez más jocoso, el del “viejo verde”, y es que el deseo puede pervivir en el hombre hasta el último de sus días.

El hombre sí tiene punto G, a diferencia de lo que la mayoría piensa que este punto es exclusivo de la mujer, cuando es un órgano con igual sensibilidad extrema y que del mismo modo puede ser estimulado para desencadenar orgasmos. Se trata de la próstata, glándula que cumple una importante función biológica, principalmente en la etapa reproductiva, ya que genera el líquido seminal que protege y transporta a los espermatozoides en la ruta que éstos siguen hasta el útero femenino durante el coito (penetración).

Por último, señalaremos la ilusión comúnmente extendida de que el alcohol sirve como estimulante sexual. Y es que por el contrario ejerce una notable acción depresora y fuertemente inhibitoria sobre el sistema nervioso, con lo que retarda todos los reflejos y dilata los vasos sanguíneos. La inhibición de los reflejos dificulta la erección, de ninguna manera la facilita. A largo plazo, la inhibición de la erección tiende a instalarse, porque el alcohol lesiona el hígado, donde se metaboliza la testosterona.