Ángel María Villar, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) suspendido temporalmente y su hijo Gorka salió este martes de la prisión de Soto del Real (Madrid) tras pagar las fianzas de 300.000 y 150.000 euros, respectivamente, que ayer les impuso el juez del caso Soule, Santiago Pedraz.

Según han informado fuentes de la Audiencia Nacional, ambos han depositado este martes por la mañana en el juzgado las fianzas, por lo que el juez ha dictado su libertad y salieron de prisión. Pedraz también impuso ayer una fianza de 300.000 euros al presidente económico de la Federación, Juan Padrón, quien, según fuentes jurídicas consultadas por Efe, ha realizado una transferencia esta mañana para pagar el dinero, con lo que podría salir también en libertad hoy.

Antes de abandonar el recinto penitenciario, una horda de periodistas esperaban al expresidente de la Real Federación Española de Fútbol. No obstante, ha emitido un discurso que parecía ya elaborado. Ángel María Villar ha dado las gracias a las personas "que han confiado en mí" y a los "presos del Módulo I" del Centro Penitenciario Soto del Real. Más allá de eso, el que fuera mandamás del fútbol español no ha señalado nada novedoso ni ha respondido a preguntas de los periodistas desplazados hasta los aledaños prisión. 

El magistrado de la Audiencia Nacional les puso ayer esas fianzas porque considera que no existe riesgo de fuga y "difícilmente podrían obstaculizar la instrucción", al haberse practicado ya las diligencias "urgentes" de la causa, entre ellas la declaración de los principales imputados.

Una vez han quedado en libertad, Villar y su hijo tienen ahora la obligación de comparecer semanalmente ante el juzgado más próximo a sus domicilios, deben entregar el pasaporte y facilitar un teléfono móvil donde puedan estar localizables si son requeridos en cualquier momento para ponerse a disposición del juzgado.

Clientelismo en la RFEF

El que fuera presidente de la RFEF durante 29 años fue detenido el pasado 18 de julio y conducido a prisión dos días después por haber tejido, según el juez, un "entramado" y una red de "clientelismo" que permitió el desvío de millones de fondos públicos y privados del ente federativo.

Al menos desde 2009, Villar usó varias sociedades para el desvío del dinero y estableció un "clientelismo tanto en la contratación del personal, que recae fundamentalmente en familiares, como en la presunta adjudicación arbitraria de contratos de suministro y prestación de servicios a empresas vinculadas, bien directamente bien a través de familiares".