El fútbol español se ha visto sacudido por la Operación Soule. El que hasta hace poco era presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), está en prisión preventiva. Las pesquisas policiales pretenden demostrar que el máximo mandatario del balompié patrio concurrió en ciertas irregularidades durante sus 29 años de mandato. Sí, casi tres décadas en el poder.

Este ha sido el último caso de corrupción que ha salpicado al mundo del fútbol. Eso sí, a nivel nacional. En el ámbito internacional también los ya antiguos miembros – de momento no se sabe nada más – de FIFA y UEFA crearon un entramado corrupto durante los mandatos de Joseph Blatter y Michel Platini – expresidentes de los entes anteriores -.

El FIFAgate

El Departamento de Justicia de Estados Unidos obró el milagro allá por el verano de 2015: acabar con la opacidad que se había apoderado de la FIFA durante el sempiterno mandato de Joseph Blatter. Gracias a las actuaciones de este ente, se detuvo a varios gerifaltes de las federaciones de fútbol de América – CONMEBOL y CONCACAF -. De los 40 acusados por aquel entonces, 19 de ellos se declararon culpables.

Es el mayor escándalo de corrupción de la historia del fútbol. Un hecho que trasciende lo meramente deportivo, obviamente. Una red que tumbó el mandato de Blatter y que comenzó gracias a Chuck Blazer, que fue ex miembro del Comité Ejecutivo de FIFA y que accedió a colaborar con el Departamento de Justicia de Estados Unidos. Entre estos líos destaca uno por encima todos: la adjudicación del mundial de 2022 a Qatar. Un asunto que no ha terminado de resolverse y sigue aún una incógnita, pues su disputa se antoja enigmática.

Jugadores cercados por Hacienda

No sólo los entes tienen líos judiciales, sino que se ha traspasado una barrera y los propios jugadores han cometido delitos fiscales, por ejemplo. El caso más sonado es el de Leo Messi, que fue condenado – junto a su padre - a 21 meses de prisión tras defraudar 4’1 millones de euros en los años 2007, 2008 y 2009.

De sobra es conocido el caso del fichaje de Neymar, que al Barcelona le ha costado la dimisión de un presidente y, de momento, poco más. No obstante, este asunto todavía no se ha esclarecido y faltan muchas dudas por resolver. A estos hay que sumarle a otro compañero de equipo, Javier Mascherano. El argentino, eso sí, ya saldó su deuda con la Agencia Tributaria.

Aunque parece que todavía no se han acabado estos líos, pues hay otro jugador que está en el ojo del huracán, al menos según Hacienda. Es nada más y nada menos que Cristiano Ronaldo. La Fiscalía Provincial de Madrid presentó, el pasado 13 de junio al Juzgado de Instrucción Decano de Pozuelo de Alarcón, una denuncia contra la estrella del Real Madrid Cristiano Ronaldo por cuatro delitos contra la Hacienda Pública en los años 2011 y 2014 que supondrían un fraude tributario de 14,7 millones de euros. El jugador del Real Madrid ha declarado ante la juez que instruye el caso este lunes.

Situación de quiebra

Y es que no sólo los casos de corrupción hacen tambalear al fútbol, pues en España hay muchos equipos que se encuentran en riesgo de quiebra e incluso extintos. Históricos como el Racing de Santander, Hércules o Recreativo de Huelva están con el agua al cuello. El cuadro cántabro llegó a una situación límite, incluso acabó descendiendo a Segunda B. Como otros tantos históricos. El Decano del fútbol español es un ejemplo de este tipo. Incluso grandes equipos se sensibilizaron con su situación e intentaron ayudar.

Claro que hubo otros que no corrieron tanta suerte y no sólo en España. El Parma. Una squadra histórica en el país de la bota que quebró y ha tenido que ser refundado para volver a empezar de nuevo en la cuarta división del fútbol italiano e ir subiendo poco a poco. Algo parecido ha ocurrido aquí en España con equipos como el Logroñés y el mítico "gol en" Las Gaunas o el Extremadura. Otros han estado en riesgo y el dinero qatarí lo salvó, como la histórica Cultural y Deportiva Leonesa, que ha alcanzado la Segunda División este mismo año.

Burbuja al límite

Más allá de riesgos de desapariciones, el foco del deporte rey se ha situado en el mercado de fichajes y no porque sea la época, sino por las elefantiásicas cantidades de dinero que se mueven. Una burbuja que está cerca de estallar, como ya ha pasado en China. ¿Qué ocurrirá cuando explote? Nadie lo sabe ni lo puede prever, pero es algo que sacudirá a todos los estratos del universo balompédico.

Son una larga lista de problemas para los que no se ha encontrado solución y parece que tardará en hacerse. Bueno, para todos menos para el FIFAGate y la corrupción de la RFEF, que se puede solventar siempre y cuando se regeneren bajo el ímpetu de un fútbol mejor y, sobre todo, más sano.