El perfil de las personas con problemas de adicción en tratamiento puede variar conforme van trascurriendo los años. Gracias al último informe presentado por la Asociación Proyecto Hombre, el Plan Nacional sobre Drogas y la Obra Social “la Caixa”, se han podido conocer los datos más relevantes sobre el perfil general de las personas con problemas de adicción en tratamiento, y otra información más específica.

Este informe se ha ocupado de estudiar los datos según el género, la sustancia de consumo, y las tendencias de evolución de los últimos cinco años. Así pues, un 16% de las personas que demandaron tratamiento por adicción durante 2016 fueron mujeres, mientras que el 84% fueron hombres. Sin embargo, el dato de las mujeres que acuden a Proyecto Hombre es un valor en continuo ascenso: desde el 14% que solicitaba tratamiento en 2012 hasta el 16% que lo hizo en 2016. Dentro de las sustancias más consumidas, el alcohol se posicionó con un 39% de los casos tratados, seguida de la cocaína, con un 31% y el cannabis, con un 9%.

Un 73% de las personas en tratamiento tienen un puesto de trabajo

También es importante saber que, según el informe llevado a cabo, un 73% de las personas atendidas en Proyecto Hombre contaba con un empleo en los tres años anteriores al ingreso a tratamiento, frente al 18% de las que se encontraron en paro o realizando tareas del hogar. Además, un alto porcentaje de ellos (66%) está casado. Esto construye un perfil muy específico con rasgos socializados como el trabajo y la convivencia en núcleos familiares.

Este informe también se centra en estudiar las categorías profesionales de estas personas, así como la presencia de problemas mentales y su tipología, así como la presencia de abusos emocionales, físicos y sexuales.

De esta manera, los datos muestran un perfil mayoritariamente normalizado desde el punto de vista laboral: un 73% de personas que accede a tratamientos habría estado trabajando como situación más habitual en los tres años anteriores al ingreso. De ese porcentaje, el 55% lo hacía a tiempo completo y el 18% a tiempo parcial. Sin embargo, las mujeres presentarían comparativamente una mayor incidencia de desempleo (28%) y de empleo a tiempo parcial (25%) que los hombres, que mantienen un 16% en ambos casos.

En relación al tipo de empleo y de categoría profesional, encontramos una representación en toda escala socio laboral: empresarios y directivos, personal técnico altamente cualificado y también, en el extremo opuesto, trabajadores no cualificados e incluso personas que nunca han desarrollado una actividad laboral. La mayor concentración (80%) se da entre el personal administrativo y de servicios, y de personal de la industria y la construcción.

Asimismo, cabe destacar que entre estos usuarios y usuarias empleados existe una baja percepción de riesgo en cuanto que se exponen a la marginalidad y riesgo de exclusión cuando se inician al consumo de alcohol u otras drogas. Además, otra serie de factores suelen acompañar esta situación y agravarla: bajos niveles de estudios (sólo un 9% cuenta con estudios universitarios), problemas económicos y sociales, enfermedades crónicas o causas pendientes con la justicia.

Prevención y detección precoz, herramientas clave

Es muy destacable la precocidad en el inicio de consumo. en lo que se refiere al alcohol, el inicio se sitúa entre los 15 y los 16 años. El cannabis, entre los 17 y los 18, y los inhalantes, alucinógenos y anfetaminas, a los 19 años. Además, el inicio del tratamiento se demora casi 20 años desde que se comienza a consumir la sustancia, siendo la cantidad de años aún mayor cuando se trata de alcohol.

Es por eso que la formación y el empleo son factores estratégicos en el proceso de inserción socio laboral de las personas con problemas de adicción, por lo que se debe desarrollar a nivel individual y también como un conjunto de acciones: diagnóstico, orientación y plan de formación y capacitación, apoyo a la búsquea de empleo y acompañamiento en la inserción.

En ese sentido, destaca la incorporación del Proyecto Hombre desde 2016 al Proyecto INSOLA, cuyo objetivo es facilitar la integración socio laboral de las personas con problemas de adicción y que cuenta con la cofinanciación del Fondo Social Europeo. Esto supone una apuesta innovadora por la inserción de personas desfavorecidas en tratamiento por un problema adictivo.