La elevada contaminación del aire de ciudades como Madrid y Barcelona ha llevado a Administraciones como el Ayuntamiento de Madrid, con Manuela Carmena al frente, a restringir la circulación en la almendra central de la M-30 a determinados vehículos para evitar que los niveles de polución se disparen y atajar así el problema de la contaminación. Con este escenario como telón de fondo, las alternativas más ecológicas están ganando peso. Alternativas como el gas natural, cuyo uso como combustible es aún poco conocido entre los ciudadanos a pesar de que España lleva varios años comercializando vehículos cuyo combustible es el gas natural.

Tendemos a pensar que la utilidad del gas natural queda reducida al agua caliente, la calefacción, la cocina… Sin embargo, esta materia tiene otros usos tales como hacer las veces de combustible. En este sentido, el gas natural sería una buena alternativa a tener en cuenta en lo que a vehículos se refiere puesto que se trata de una opción más ecológica que los carburantes tradicionales.

Ya sea en su forma comprimida (gas natural comprimido) o en su estado líquido (gas natural licuado) es un combustible ideal ya que es eficiente y sostenible, puesto que conjuga en equilibrio importantes ventajas medioambientales, a través de la reducción de emisiones y de una menor contaminación acústica, y también económicas.

El gas natural reduce en más de un 85% las emisiones de óxidos de nitrógeno y en casi el 100% las partículas en suspensión. También reduce hasta en un 25% las emisiones de CO2, principal gas de efecto invernadero. Además, contribuye a la reducción de contaminación acústica, ya que los coches con gas natural son más silenciosos: el gas natural reduce en más de un 50 % la emisión sonora percibida y vibraciones respecto a los motores diésel y, en consecuencia, reducen la contaminación sonora y comportan una mejora en la calidad de vida de las personas.

Más allá de las ventajas medioambientales, el gas natural es un combustible muy competitivo desde el punto de vista económico. El coste por kilómetro de un vehículo a gas es un 30% menor que con gasóleo y un 50% menor que el de gasolina. Si repostáramos 20€ en el depósito de un coche de gasolina recorreríamos unos 383 kilómetros; con uno de gasóleo unos 493km; pero con uno con gas natural haríamos 694 kilómetros, casi el doble que con un coche de gasolina.

Si los particulares quieren comprar un coche que funcione con gas natural, los principales fabricantes automovilísticos disponen de modelos a gas natural y motores bi-fuel que pueden funcionar alternativamente con gas natural y gasolina. De hecho, esta última arista es una de las que más ventajas muestra. Jordi Mariné, Administrador de Transports Mariné, asegura que te da mucha autonomía porque se contrarresta el hándicap: si bien es cierto que hay menos estaciones de gas que gasolineras, la red es buena y si te quedas sin gas siempre puedes continuar con gasolina, puesto que admite ambos carburantes.

Su uso como combustible para vehículos ya está ampliamente extendido desde hace varios años en diversos países del mundo, especialmente en Latinoamérica, pero también en muchos países de Europa. Un ejemplo es Italia, donde hay más de 1 millón de vehículos con gas; o Ucrania (800.000) o Alemania (400.000). En el caso de España, hay más de 6.000 vehículos que funcionan con gas natural y la cifra crece año a año ya que se erige como una alternativa real y eficaz. De hecho, las matriculaciones de vehículos propulsados con gas natural aumentaron un 133% en 2016.

En este sentido, empresas españolas llevan tiempo aprovechando esta oportunidad. Es el caso concreto de Gas Natural Fenosa, que es la única que lleva más de 20 años utilizando el gas natural como combustible de automoción.

En la actualidad, España dispone en la actualidad de 49 estaciones públicas, 22 de las cuales operan Gas Natural Licuado (GNL) y 27 suministran Gas Natural Comprimido (GNC). En los próximos años se prevé un crecimiento importante de vehículos domésticos particulares que funcionen con gas natural