Dice que más que un santo, a veces se siente un mártir. Habla el padre Ángel, el fundador de Mensajeros de La Paz, la asociación que ‘da de beber al sediento y de comer al hambriento’, aunque por ello desde la ‘caverna’ a veces le llamen ‘farsante’.

Su labor la aplauden desde el PP hasta Podemos, pasando por Ciudadanos y el PSOE. Y eso que este asturiano, pese a haber cumplido ya los 80 años años de edad, no se casa con nadie. Respeta a todos los partidos políticos, aunque nunca dice ‘sí, buana’. Y si no que se lo pregunten a Francisco Franco, a quien este humilde párroco le devolvió las 3.000 pesetas que el dictador le donó al considerar insuficiente su aportación.

ELPLURAL.COM entrevista al cura que bautiza a los hijos de los homosexuales, que bendice a las parejas gays y que abre su iglesia 24 horas al día -como los puticlubs o las gasolineras-, para que puedan dormir en los bancos de su parroquia los que no tienen donde ir.

Reacio a las entrevistas -aunque recientemente haya aparecido en la televisión-, el padre Ángel se sincera en este periódico. Lo hace para defender a su Iglesia, esa que ‘hace el bien y predica el amor’. El padre Ángel nos explica también su último proyecto: los restaurantes ‘Robin Hood’, aquellos en los que los ricos y los pobres comen con la misma dignidad. “Sin vasos de plástico de por medio".   

Padre, dicen que usted es un ‘santo en vida’.

 

A veces soy más mártir que santo. En cualquier caso es un privilegio estar con tanta gente y poder hacer el bien.

 

En el ‘ABC’ le llegaron a llamar “farsante”. ¿Cómo una persona tan buena como usted, siendo fundador de Mensajeros de La Paz, puede tener enemigos?

 

Alguna razón tendrán. Quizás alguna vez no fui lo suficientemente prudente o pude molestar a alguien con mis declaraciones, pero nunca lo hice con intención de molestar. A veces, me guíe más por el corazón que por la cabeza al pronunciar algunas de mis palabras. Entre la prudencia, la cobardía y la valentía hay muy poca distancia.

 

Le aplauden desde el PP hasta Podemos, pasando por Ciudadanos y el PSOE. ¿Cómo se consigue tanta unanimidad política hacía su persona?

 

Yo creo que uno debe respetar y querer a todos. Uno debe ser tolerante con todos. Jesucristo y el papa Francisco son un ejemplo en esto. Nunca hay que decir ‘sí, buana’, pero sí querer y sacar lo mejor de cada uno.  

 

Usted es capaz de irse a cenar ahora con Carmena, pero antes de la democracia también pedía ayuda a Franco.

 

Como yo hay muchas más personas que en alguna ocasión podríamos votar a todos los partidos. De inicio, todos quieren lo mejor para el pueblo, aunque después se puedan confundir o no sepan hacer lo que prometieron. ¿Pero quién no va a querer que suban las pensiones o que todos tengan casa? De eso no está en contra ningún partido.

 

¿Simpatiza con algún partido político concreto?

 

Mi partido es la Iglesia, que es una coalición de mucha gente. Soy católico y creo en la Iglesia que Cristo fundó, la de los pobres. Creo en una Iglesia social que intenta hacer el bien y predica el amor.

 

Por cierto, menudo cabreo se cogió usted con Francisco Franco. ¿Es verdad devolvió al dictador las 3.000 pesetas que le donó porque le parecía insuficiente?

 

Sí. Me enfadé con Franco. A veces es necesario decir lo que no te gusta y no te convence. No por ofender, ni por estar en la oposición o ganar méritos. Si no por la libertar de poder decir lo que uno piensa.

 

Su labor es esencial en esta sociedad, ¿pero no sería mejor pasar de la caridad a la solidaridad?

 

Yo creo que eso son palabrotas que nos hemos ido inventando: la caridad, la solidaridad, la fraternidad… ¿Cómo alguien puede decir que la caridad no es una cosa buena, o que la caridad humilla a alguien? La justicia hay que practicarla también. Son virtudes distintas. Lo que hay que hacer es practicar las dos virtudes. Hay cosas que se hacen por justicia y otras que se pueden hacer por caridad, por cariño o por ayudar al prójimo.

 

“Qué me metan en la cárcel”, llegó usted a decir cuando le acusaron de incumplir el derecho canónico. ¿No siente que muchas de sus actuaciones no han sido debidamente apreciadas por la jerarquía de la Iglesia?

 

A veces uno dice cosas que no gustan. Pero yo nunca he querido hacer daño a nadie. Ni pienso hacerlo. Quizás ha molestado lo que he dicho. A lo mejor por no saber decir las cosas. Quizás por hablar más con el corazón que por la cabeza.

 

Usted bautiza a hijos de homosexuales y lesbianas. Y defiende que se pueda bendecir a las parejas homosexuales. ¿El amor de Dios no entiende de orientaciones sexuales?

 

Yo me ordené sacerdote para bendecir, no para maldecir. Yo bautizo y bendigo a quienes vengan a mí. Nadie te prohíbe bendecir a la gente. De lo contrario, en un campo de misiones no podría bendecir a nadie porque todos son hijos de padres separados o no casados. El Papa francisco lo ha dicho muy claro: ‘Esta es la sociedad que tenemos’. Hay que acoger a las personas, estén o no casadas canónicamente. No sé como alguien se puede atrever a maldecir a unos niños recién nacidos. Sean hijos de quien sean.

 

¡Cuánto ha cambiado la Iglesia en los últimos años! Rouco le cerró su Iglesia y ahora Osoro le permite abrirla 24 horas al día. ¿A ver si la revolución del Papa Francisco va a ser verdad?

 

La revolución del Papa Francisco es verdad. Respecto a Rouco hay mucho mito. Sigo diciendo que yo quiero a Rouco y que el también me quiere. Cuando nos encontramos por la calle nos besamos y abrazamos. La Iglesia está hecha de hombres y a veces no somos lo suficientemente ecuánimes en las cosas que hacemos. Pero yo estoy feliz. Hay que pasar por todas las circunstancias.

 

Con Osoro cenó en Nochebuena con los pobres. Su relación es muy estrecha con el nuevo arzobispo de Madrid, ¿verdad?

 

Cuando Osoro estuvo de arzobispo en Oviedo ya me defendía. A veces, los curas necesitamos que los obispos nos acojan y disculpen de las cosas que no hacemos bien. Después, Osoro pasó por Valencia y ahora está Madrid. Él sabe que yo le quiero y que estoy trabajando en unos campos en los que es muy discutible lo que uno hace. Este cardenal se parece mucho al Papa Francisco. Comprende muy bien este tipo de circunstancias. Sé que a veces le causo disgustos y malestar porque a él le critican a causa mía.

 

Algunos sectores ultraconservadores dicen que su Iglesia es como una gasolinera. Critican que los pobres puedan dormir en los bancos o que usted ofrezca comida a los pobre frente al Altar.

 

Siempre soñé poder tener una Iglesia abierta las 24 horas al día en el centro de Madrid. Al llegar este arzobispo pude realizar este sueño. El Papa Francisco lo ha dicho claramente: ‘¡Abrid las puertas de las Iglesias!’. Yo me acojo a este mandato del Papa. Pero no creo que sea una cosa del otro mundo. Hay puticlubs, panaderías, prensa abierta las 24 horas del día… ¿Por qué no puede haber alguna iglesia abierta las 24 horas del día?

 

¡Qué diferente es su Iglesia de la que estos días saca autobuses a la calle para cuestionar la orientación sexual de los niños!

 

Sí. La Iglesia tiene de todo. Mi iglesia, la de San Antón, es una Iglesia, pero también una casa de acogida y de oración. Todos esos dogmatismos que se hacen a través de otros ‘slogans’ son de los que debemos huir. Debemos, sobretodo, respetarnos mucho y no ofender a las personas con algunas de nuestras manifestaciones.

 

Habiendo cumplido ya los 80 años, ¿no pensará jubilarse el padre Ángel?

 

No mientras uno tenga salud, vida e ilusión. La jubilación viene para no estar en la nómina de asalariados, pero no para dejar de trabajar. Lo que yo hago lo hace mucha gente que después de los 65 años sigue trabajando de voluntario en algunas ONGs. Yo seguiré en Mensajeros mientras pueda y Dios me dé mucha fuerza.

 

¿En qué proyecto anda ahora el padre Ángel?

 

En montar los restaurantes de ‘Robin Hood’, donde puedan comer los ricos y los pobres con la misma dignidad. Sin vasos de plástico.