Hace apenas una semana un operario de los premios Goya devolvía joyas que fueron sustraídas durante la gala. Afirmaba haberlas robado pensando que eran “baratijas” y no los 30.000 euros en los que están valoradas las preciadas sortijas.
Un robo que ha ganado protagonismo por lo rocambolesco del asunto, pero que seguro empequeñece comparado con los delirantes robos en la historia de España.

                           

Cuando a Federico Chueca le robaron la cartera los delincuentes se la devolvieron con esta nota y cinco duros de propina. No es de extrañar que el músico les incluyese en la zarzuela de La Gran Vía como “Los Ratas” tal y como ellos se hacían llamar.  Fuente Biblioteca Nacional

Los complicados robos de las películas de acción tienen también su reflejo en el pasado de este país, con la única diferencia de que en lugar de ser elegantes ladrones fueron los hermanos Linares, unos bandoleros del siglo XV disfrazados de frailes, y que en lugar de trabajar para un inteligentísimo jefe lo hicieron para Alonso de Aragón, arzobispo de Zaragoza y para más inri hijo bastardo de Fernando el Católico.

Por si le faltaban ingredientes inauditos diremos que el móvil de este robo no era una fastuosa fortuna, si no los cuerpecillos de dos niños de Alcalá de Henares que habían muerto 2.000 años atrás. Eran las reliquias de San Justo y Pastor y los ladrones… unos chapuzas. Al final les pillaron.

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Los pobres Santos Niños de Alcalá, no solo sufrieron el martirio en vida si no que tuvieron que soportar un intento de secuestro después de muertos
Las reliquias en general han sido objetos de gran valor religioso y social, lo cual las ha hecho objetivos prioritarios de ladrones pero también de fervorosos creyentes que desbocados por la fe terminaron precisamente robando reliquias a bocados como cuentan que le pasó a una dama de Isabel la Católica cuando de un mordisco le robó un dedo del pie al cadáver de San Isidro. Pero no se preocupen, al final hubo intervención divina con milagro incluido y el arrepentimiento de la dama cleptómana.

 

Muchos santos como San Isidro tienen un sistema antirrobo “espiritual” que, como fue el caso, impidió que la ladrona de su dedo cruzase el río Manzanares

No fue esta dama la única en perder la cabeza por las reliquias, también se podría mencionar a Pedro Martínez de Luna que no robó nada (que se sepa) pero si perdió la cabeza cuando en el año 2000 se la robaron. Afortunadamente seis años después el cráneo fue recuperado quedando por fin tranquilos los restos Benedicto XIII, más conocido como el Papa Luna.
Quién no pareció quedarse muy tranquilo fue el embajador británico que en el siglo XVII describió al secretario del Conde Duque, Antonio Carnero, un personaje singular y más con este curioso detalle:
 “Un hombre muy honrado y muy buen amigo, aunque me robó mi perro”

Otros personajes ilustres a los que les robaron cosas raras fue Carlos II. El último de los Austrias suscitó todo tipo de polémicas sobre si podría tener hijos o no y dicen que Francois de Pas, Conde de Rebenac, no se le ocurrió mejor cosa que salir de dudas robando la ropa interior del monarca.

                                              

¿Fueron robados los calzoncillos de Carlos II? Un misterio que quizá no apetezca resolver…

Y aunque este episodio de los calzoncillos de Carlos II es un tanto dudoso visto lo visto hay algo claro y es que después de estos precedentes… robar joyas aunque sea en los Goya se vuelve algo de lo más formal.